Ética, religión y Mónica -3
Fecha: 21/10/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Lman13, Fuente: CuentoRelatos
... parece que entiendo por lo que estás pasando. Años de programación católica pueden causar este conflicto que tienes. Lo entiendo de veras. Pero ¿Puedo ser absolutamente honesto contigo? - Claro que sí. - Ok, mira. Si no quieres hacerlo… Me interrumpió poniendo su mano en mi pecho. - No, si quiero. Lo deseo, en verdad que sí. Yo llegué aquí convencida de que hoy era el día y todo iba bien hasta que entramos a aquí. Fue entonces que me di cuenta de que iba en serio. Cuando vi tu cama no pude evita pensar: “Aquí es donde voy a dejar mi virginidad” y el pensamiento me espantó. ¿Sabes? Es como un gran paso. Es… importante. Luego me di cuenta de que apenas y te conozco, que hace apenas unos días nos gritábamos en la clase de ética y ahora, aquí estamos. Sentados en tu cama. ¡Rayos! ¡La chica es lista! - Lo que iba yo a decir es que, si no quieres hacerlo, lo entiendo. Sólo espero que no sea porque sigues cargando con la culpa que pusieron sobre ti otros. Si es porque no te gusto, o porque quieres hacerlo con otra persona, hombre o mujer, entonces ok. Si estás buscando el momento adecuado y ese momento no es éste, de acuerdo. Pero ahora, honestamente, ¿No hay un poco de culpa por ahí? Porque, si es así, entonces no creo que valga la pena seguir hablando. Te llevo a casa, regreso aquí, me masturbo como un poseído tú en tu casa también, si quieres, y mañana en la escuela tan amigos como siempre. Me puse pie y le dije: - Piénsalo. Yo necesito un refresco, ahorita vengo. La dejé ...
... sentada en la cama. Ella había dejado de cubrirse. La blusa abierta y el brassiere suelto que reposaba sobre sus enormes pechos que desafiaban la gravedad proyectándose hacia el frente, su pantalón y calzones a media pierna que permitían a su hermoso culo besar mi cama y esa panocha que deseaba como loco, me acompañaron escaleras abajo a la cocina. Cuatro veinte de la tarde. Abro el refrigerador, saco una lata de refresco y doy un trago. No es suficiente. Abro de nuevo el refri y saco una botella de cooler de las que gurda mi mamá y me la tomo casi de un golpe. Saco otra, la abro y le doy un par de tragos. No sé qué hacer. Finalmente, me doy cuenta de que no hay nada que hacer, pienso “¡Qué diablos!”, me termino el segundo cooler y subo de nuevo a la habitación. Al entrar veo a Mónica sentada en la misma posición en la que la dejé. No se ha vestido y está mirando hacia la ventana. Afuera el sol brilla y toca su rostro con cálida luz. Avanzo hacia ella y me siento a su lado. - ¿Quieres que te lleve a casa? Ella voltea a verme y está sonriendo. Pone sus brazos alrededor de mi cuello y deposita en mis labios el beso más tierno que he recibido jamás. Es el beso perfecto. Separa su rostro del mío y me regala una dulce sonrisa. - No, profe. Todavía tienes una lección que enseñar. Me vuelve a besar, ahora, apasionadamente. Empieza a desabotonar mi camisa y la abre, su boca recorre mi pecho llenándolo de besos. Mis manos corren al encuentro de sus tetas. Las acaricio y juego con sus ...