1. Historia del chip (041): La vuelta a casa (Kim 016)


    Fecha: 27/01/2019, Categorías: Grandes Series, Dominación Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... Kim. Sin contar con la ansiedad de ella por encontrar algo para el clítoris y volver lo antes posible a la protección, a la estancia helada. Sólo el ir descalza actuaba de freno. Fue Lin la que encontró algo para usar. Una tabla sujetapapeles con un clip de pestañas en su parte superior. —Aquí la tenemos. ¿Puedo ponértela yo? — preguntó Lin con malicia. Kim asintió enfáticamente. La pinza le parecía demasiado grande y amenazadora comparada a los que solía usar pero ¿quién era ella para discutir? Y no sería mucho rato. La cogió con cierto recelo y se volvió para tratar de volver a toda velocidad. —Espera, prefiero que la lleves puesta— le dijo Lin. Y como para ayudarla le acarició los pechos, sopló a los pezones como quitándoles el polvo y pellizcó las nalgas varias veces. Palpó y acarició los muslos. —Siempre he querido acariciarlos, desde el primer día que te vi. Adoro que estén siempre desnudos. Kim supo que se refería a los muslos. ¡Si supiera que era la única parte de su cuerpo que se podía tocar y sólo cuando llevaba las pinzas y estaba sola! El contacto había sido tan agradable… Casi dobló las piernas. Aprovechando la excitación, aguantó la respiración y le pidió que le colocase la pinza. Las primeras veces el clítoris no estaba lo suficientemente hinchado y eso había sido motivo de frustración para Roger. Ahora ya nunca ocurría. Con cierta satisfacción, Kim comprobó que Lin acertó a la primera sin tanteos, mostrando gran habilidad. El dolor intenso y penetrante la ...
    ... embargó como siempre. Lin estaba atenta y comenzó a acariciarle los pezones, tiró de ellos, hasta los pellizcó pensando en llevar su mente a otra parte. La medicina parecía surtir efecto y, de manera contradictoria, llevaba más dolor a su zona prisionera, su dilatación natural mermada. Lin esperó a sentir la respiración de su compañera más calmada y cogió su mano, como si todos los días llevase a una diosa temblorosa y desnuda por unas catacumbas. Los pasos de Kim eran en estas circunstancias mucho más cortos y se acompasaron a los de su amante. La calidez del contacto entre las manos tranquilizó mucho a Kim, hasta que Lin le dijo: “Podría pasar por un vibrador para el clítoris.” Se sintió más humillada. Recordó que podían encontrarlas en cualquier momento. ¿Cómo explicar su desnudez y más si creían que llevaba un vibrador? Azorada, confusa y excitada. Una mezcla explosiva. Lin paró un par de veces para jugar con los pechos y con los muslos. Kim no hubiera sabido llegar sola o hubiera tardado una eternidad explorando pasillos. El alivio que sintió al retornar a la zona de los servidores se disipó en cuanto la frialdad rodeó su cuerpo, con saña en los pezones. —Cierra los ojos, tonta. O te excitarás con mi cuerpo. Quiero saber si tu lengua raspa mucho. En cuanto su lengua tocó un par de veces los arrugados labios, sin tiempo a buscar el clítoris de Lin, sintió como se corría. ¿Cómo era posible? ¿Y el chip? Lin no tuvo reparos y gritó. Cerró las piernas y la cabeza de la solícita ...