Historia del chip (041): La vuelta a casa (Kim 016)
Fecha: 27/01/2019,
Categorías:
Grandes Series,
Dominación
Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... en su boca. Sin parecer indiferente pero tampoco conmovido, Roger preguntó si ha llamado por algo más. Kim explicó lo mucho que ha apreciado ese para nosotros. El nexo de unión a través de los pezones. Una atadura exclusiva de ellos. —Pues, ponte las pinzas— sugiere Roger. —¿Aquí? ¿En el despacho? — pregunta con desesperación Kim. —¡Claro! Si llama alguien a la puerta te da tiempo de sobra para quitártelas. —Espera— le solicita mientras deposita el móvil en la mesa. Busca las pinzas en el bolso, que deja abierto y al alcance de la mano. Inclina el cuerpo para liberar las tetas y se coloca los temibles adornos. Sin darse tiempo a acostumbrarse a ellos, coge el teléfono. —Ya están— le dice orgullosa. —Realmente me siento muy unido a ti. No me importa lo que hagas con Lin— responde Roger con satisfacción. —Yo también me siento unida a ti. En todos los sentidos. —Bien, te tengo que dejar. Hoy no puedo ir a verte. Lo lamento. En cuanto cuelga, Kim se quita las pinzas y las pone en el bolso. El dolor reaparece de otra manera. Nadie ha entrado, por suerte. Tendrá que buscar otro lugar para llamar a Roger a partir de ahora. *—*—* Si en algún momento creyó que Lin se alegraría de la posibilidad de estar juntas, no tardó en comprender que las cosas iban a ser muy distintas. Para empezar, cuando le explicó su conversación con Roger, hizo un ademán displicente. —No sé si estoy interesada en poseerte en esas condiciones. Por otra parte, me gusta ser amiga tuya. Jugar con tus pezones ...
... está bien, pero no son nada del otro mundo. Una buena lengua sí es importante. Así que primero quiero probarla entre mis piernas. Otra cosa. Obediencia ciega, pero respetaré esas triviales reglas sobre el agujero entre tus piernas. Después de todo, se trata de lo que me des placer a mí. ¿No? Kim asintió, olvidada ya la sensación en el callejón. No sabía a qué atribuir tanta agresividad. Agachó la cabeza y trató de decir algo. No parecía que valiese la pena continuar. —No has contestado a mi pregunta— ya con un tono más conciliador. A Kim le costó saber a qué se refería, pero contestó de todas maneras. —Sí, se trata de tu placer. Pero mi entrega era total, a pesar de sus limitaciones. Me equivoqué pensando que me querías— supo decirlo con aplomo, costándole no sollozar. —Está bien, está bien. Empecemos de nuevo. Siéntate directamente sobre la silla, no sobre el vestido— apremió Lin y a la vez condescendiente. Kim se incorporó lentamente para retirar la parte sujeta por detrás. Al inclinarse desnudó los pechos. Se irguió a toda velocidad. —Bien. Las piernas más separadas. No de manera obscena, pero sí lo suficiente para demostrar tu sumisión... Le costó mucho más de lo que pensaba separar tanto las rodillas. La regla impuesta por Roger era muslos separados, frescor en la vagina. Para ello no era necesario mantener las piernas demasiado abiertas. —Un poco más si estamos solas. Pero así está bien el resto del tiempo en la oficina. Kim volvió a sentirse excitada. Los pezones no ...