Historia del chip (041): La vuelta a casa (Kim 016)
Fecha: 27/01/2019,
Categorías:
Grandes Series,
Dominación
Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... tardaron en anunciarlo. Sintió los labios húmedos entre las piernas. No sabía qué decir. —Estás pendiente de ti. Mis deseos son lo que te debe importar. Te convertiré en una perfecta sumisa para tu amado Roger y para mí. ¿Te dejan tocarte los pechos? Kim negó levemente, algo cohibida. —Bien, supongo que por eso te gustó tanto mi asalto esta mañana. Dime por qué quieres que sea yo la que pierda el tiempo con tus ubres. Convénceme de que valen la pena el esfuerzo. Véndeme tus tetas. Kim se aclaró la garganta. ¿Por qué le hacía esto? Estaba convencida de que Lin deseaba tanto tocarla como ella ser tocada. ¿Era un juego? ¿Un malabarismo de poder? Comenzó a sonreír pensando en lo estúpido de la situación. —Tengo unos pechos perfectos. Grandes, pero no excesivos. Turgentes, estimulantes. Siempre preparados para ser acariciados, dispuestos a ser agasajados. No tienen necesidad de sujeción o soporte. Se bambolean al son del andar de mis tacones y mis piernas, al unísono con mis caderas. Te los ofrezco sin contrapartidas para que los manosees cuando quieras, pellizques mis pezones o los excites según tus preferencias. Están para tu uso y disfrute cuando esté contigo. Tus manos pueden descansar sobre ellos. Y, si mi oferta te parece apropiada, no olvides que tienes casi todo mi cuerpo a tu disposición. Puedes excitarme todo el tiempo que quieras para tu divertimento o como tortura. Por favor, usa mis tetas, juega con ellas, úsalas con total libertad. —Vale, vale— soltó un gesto ...
... displicente, entre el hastío y el aburrimiento. —Menudo discurso. No ha estado mal, pero no se trata de tus deseos, sino de mis caprichos. Sean cuales sean. En fin, dejémoslo por ahora. ¿Tienes mucho trabajo? —No, puedo enviarte mi agenda— respondió Kim, sin saber a ciencia cierta qué estaba pasando. —No es necesario, todavía no sé si aceptarte. Levántate. Fue una orden tajante. Kim tardó en reaccionar y cuando lo hizo los pechos se desnudaron al inclinarse. Volvió a sentir el aire de nuevo en los pezones y al volver a quedar cubiertos la tela respondió con rigor. —Es mejorable. Aunque si hubiera alguien más, quedaría algo... impúdico—. Kim apreció una leve sonrisa en la cara de Lin. —Siéntate de nuevo— le ordenó de nuevo. Kim obedeció al instante. Recordó que las nalgas debían de quedar desnudas en el asiento, así que hizo un gesto de subirse el vestido desde los laterales. Las nalgas y los muslos percibieron las rozaduras, que sin ser agradables no eran comparables a las que sufría en los pezones. Como le hubiera gustado acariciarse los muslos en ese momento. Mientras bajaba, las nalgas quedaron desnudas y al aire, al igual que los pechos. Rápidamente ajustó el vestido para que cubriese algo más de muslo y que no se pudiese atisbar entre sus piernas. Separó algo más las rodillas, en un gesto que la excitó en demasía y le llevó a pensar en sus maltratados pezones, una vez más desenvueltos y enredados. Algo dubitativa, mantuvo la barbilla elevada y miró a Lin, devolviéndole una ...