Él te observa (Episodio 1)
Fecha: 01/02/2019,
Categorías:
Incesto
Voyerismo
Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos
... adorablemente estilizado gracias al hockey, deporte que practica desde la infancia. Es una estudiante universitaria brillante. Es emprendedora, responsable y muy inteligente: la hija perfecta con la que todo padre sueña. Ella sabe que es mi favorita, mi orgullo personal, y a menudo se aprovecha de ello para satisfacer sus más insólitos caprichos. Sabe muy bien que no puedo resistirme a su mirada tierna ni a su boquita en gesto de pucherito. Disculpen si se me cae la baba cuando hablo de mi preciosa niña. Daniel, en cambio, ha resultado un auténtico vago. Pasa el día tirado masturbándose y jugando videojuegos. Acaba de cumplir su mayoría de edad y ha llevado su educación a los tumbos. Ahora está luchando contra su propia indolencia para poder culminar el colegio secundario. Es de físico espigado y –hasta donde sé– no realiza ejercicio alguno, salvo la paja, con la que ha desarrollado un desproporcionado antebrazo derecho. Pese a esto, debo decir que el hecho de que concurra a la iglesia me tranquiliza. Confío en que, de esta manera, su desidiosa conducta podrá corregirse a tiempo; y la verdad es que lo quiero mucho, aunque no tanto como a Ali, debo admitirlo. Los cuatro vivimos en una cómoda casa de dos pisos cuya planta baja ostenta amplio living, espaciosa cocina y coqueto baño. En el piso superior están las tres grandes habitaciones, cada una con su propio baño privado. Párrafo aparte para mi despacho, que no es otra cosa que un pequeño sótano al que acondicioné ...
... debidamente para poder trabajar en casa con total comodidad. En tiempos en donde el trabajo apremia suelo pasar allí largas horas. También se ha transformado en mi espacio personal para el esparcimiento y la reflexión. Si bien no vivimos en la opulencia, sí es cierto que tenemos un buen pasar, y esto es gracias a la venturosa prosperidad del estudio notarial. A quien me animaría a considerar como la quinta integrante de la familia es a Rosario, nuestra empleada doméstica, la cual ya hace más de una década que trabaja en nuestra casa. Se trata de una mujer humilde, de poco más de sesenta años, a quien siempre se la puede ver con gesto risueño a pesar de su semblante curtido por notorias huellas de cansancio, seguramente provocadas por una vida demasiado dura. En un principio, Irene se negaba a aceptar que esa persona en la que habíamos depositado toda nuestra confianza durante años nos estuviera pagando de una manera tan ruin, robándonos en nuestras narices. A mí también me costaba creerlo: yo la sentía como una madre. Pero no habían muchas más opciones: nadie más había entrado en la casa en todo ese tiempo. Si bien tomamos precauciones para vigilar su accionar, no logramos encontrarla ni siquiera en actitud sospechosa. Irene y los chicos festejaban esta ausencia de pistas incriminatorias; es que todos la queríamos mucho y de verdad deseábamos que fuera inocente. Mejoramos la seguridad de la casa; pero ni siquiera la colocación de rejas y alarma pudo evitar que, con total impunidad, se ...