Todo por una infección de orina
Fecha: 01/02/2019,
Categorías:
No Consentido
Anal
Autor: Siles7, Fuente: CuentoRelatos
... adentros y contestó: -Sí, aunque la posible culpa iría para mí por no notificarlo. De todas formas, podríamos llegar a un acuerdo. -¿Un acuerdo?- preguntó sorprendida la chica. -Sí. Mira, no apuntaré nada fuera del diagnóstico de la infección, ninguna referencia al estado de tu sexo. Pero a cambio me complacerás. -¿¿Qué?? No, de ninguna forma, me duele el… - Ya lo sé, tu vagina está ahora mismo muy dolorida. Por eso voy a usar tu ano. Judith se quedó en shock, enmudecida. ¿Qué hacía? Por nada del mundo quería que la penetrase el culito. Pero estaba a merced del ginecólogo ahora mismo. Si se negaba y en su historial constaba la violación con rotura del himen y semen hasta el útero, el problema era cuantiosamente mucho peor. La matarían en casa sin dudarlo. Perdería toda la reputación también entre sus círculos de amigos, que la consideraban una santa. A Judith se le escapó una lágrima mientras reconocía que no tenía otra opción, que debía permitir que su último orificio también fuese profanado esta mañana. -Hágalo, por favor… - suplicó Judith con resignación.- Tome mi ano y por favor, no notifique nada. El médico se levantó, con una sonrisa en los labios. Ese era el precio de su silencio. Se acercó a la sensual Judith y le quitó de encima la manta que le tapaba las rodillas. Ahora sólo la camiseta y el sujetador cubrían el cuerpo de la deliciosa pelirroja. El ginecólogo tomó la precaución de cerrar la puerta de la consulta con cerrojo mientras volvía a ella. Una deliciosa ...
... putita pelirroja recién iniciada en el sexo... La propia Judith fue quien se quitó la camiseta y se desabrochó el sujetador hasta quedarse totalmente desnuda en la silla. Observaba cómo el médico que le había visto su interior ahora la veía totalmente en bolas, con una mirada muy lasciva. Sus reflejos la llevaron a cubrirse los pechos con las manos y a cerrar las piernas, pero el médico la tocó y le dijo que no lo hiciera. Se acercó y la besó en la boca, le metió la lengua hasta más allá de donde nacía la suya. Judith no pudo evitar pensar que ese beso la estaba poniendo cachonda, pero rápidamente rechazó la boca del doctor. Le dijo que no quería cosas así, quería que la penetrase y ya está, cuanto antes mejor. No quería saber nada más de lo estrictamente necesario de las sensaciones sexuales por aquél día, quería acabar e irse a la residencia. El médico pareció sorprendido por este hecho, pero le importaba bien poco. La tomó de los pechos y jugó un poco con ellos, con sus pezones graciosos mientras le indicó que se levantara y se situase en la camilla, de pie. Observó al andar que la chica tenía unos buenos muslos coronados por unas nalgas no muy grandes pero bien tersas, unas curvas muy armoniosas. Se acercó a palpar con ambas manos las nalgas y las encontró tersas, que perfección. Masajeó por unos instantes el culo mientras Judith callaba todos sus sentimientos. El ginecólogo se encontraba tremendamente cachondo desde que examinara el coñito de esa putita a quien habían ...