Familia violada
Fecha: 21/02/2019,
Categorías:
No Consentido
Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... ella tampoco lo haría. Las embestidas de toro que estaba recibiendo ya la habían hecho mojarse, y estaba muy cerca de llegar al orgasmo. Deseaba que no paren de penetrarla con esa misma potencia. El cuarto hombre se la metía hasta el fondo y chocaba con su trasero. El líder estaba en algún lugar mirando todo, pero se movía y ella lo perdía de vista. Los gritos de las dos mujeres subían en volumen cada vez más, pero los delincuentes no se preocupaban por eso, porque si alguien las escuchaba, simplemente pensarían que se trataba de un par de parejas que la estaban pasando bien. Los hombres que se estaban empernando a su hija finalmente acabaron, casi al mismo tiempo, encima del camisón de la chica. Brenda quedó tirada en el suelo, agotada, con el cuerpo retorcido. Miró a su madre que estaba siendo cogida con fuerza, y se sorprendió al ver la cara de felicidad y placer al estar siendo violada por el encapuchado, y más aún se sorprendió cuando escuchó el grito inconfundible del orgasmo. Los intrusos, contentos por la predisposición de sus víctimas se quedaron unas cuantas horas y las hicieron gozar como nunca lo hicieron. Brenda fue finalmente despojada del camión bañado en semen y sudor, y también se tomó la libertad de acabar sin sentir culpa alguna. Las mujeres jamás volvieron a hablar del tema, pero cada vez que en la televisión había una noticia sobre violación, intercambiaban sonrisas cómplices, ...
... recordando esa noche, que pudiendo ser trágica, resultó de lo más placentera. *** Esa noche, los violadores, aprovechando la oscuridad, se escaparon en el auto en el que habían llegado. Una vez que se alejaron unas cuadras, se quitaron las capuchas. — Tenías razón Albertito. — dijo el líder. — qué buenas que estaban y qué putas que eran. Alberto sólo contestó con una sonrisa. Hace años que incitaba a sus amigos a seducir a su esposa Marisa. Sólo les pedía a cambio que graben los encuentros, así luego los veía y se masturbaba con eso. Nunca pudo explicárselo pero esas cosas lo calentaban más que estar con su esposa en el cuarto de su casa. Las relaciones tradicionales no lo excitaban. Por eso decidió entrar furtivamente a su casa, haciéndose pasar por un delincuente. Creía que iba a disfrutar esa situación, y no se equivocó. Ver a su esposa siendo violada por sus amigos lo excitó de tal manera, que se le puso más dura de lo que creía que podía estarlo, y luego la poseyó como nunca lo había hecho. Con lo que no contaba era con la presencia de su hija. Creía que iba a estar en la casa de su novio, por lo que dudó en seguir adelante con el plan. Pero finalmente, ver a su nena cogida por todas partes, fue la cereza de la torta, le encantó el espectáculo que le dio. Se dio cuenta que, incluso alguien tan retorcido como él, todavía tenía en su interior lugres oscuros que no conocía y que debía explorar. Fin.