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La alemana
Fecha: 22/02/2019, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... misma zona pero sin entrar a la playa. De repente, a unos 10 m, la vi otra vez, esta vez bien sola. Decidí no perder el tiempo y la seguí unos metros viendo como se sentaba en un banco para aprovechar el último sol de la tarde. Sin perder el tiempo me senté a su lado y con toda naturalidad empecé a hablar con ella. Mientras le decía que la había visto el día anterior en la playa le miraba de reojo sus largos dedos de los pies. Tenía cada uña pintada de un color diferente, fantástico. Me contó que era de Alemania, de cerca de Stuttgart y que era la primera vez que venía de vacaciones a esta ciudad. Yo no quitaba ojo de sus largos pies, ligeramente sudados por la planta. Me imaginaba cómo debían oler después de este paseo. Quería hacerla gozar pasando mi lengua a lo largo de su arquito plantar. Me volvía loco. Pero debería esperar. Me explicó que tenía su hermana con su marido y sus hijos en el pueblo vecino y que aquella noche celebrarían una fiesta juntos: una sardinada con sangría. Yo para mi, pensé que la sangría era realmente un producto para turistas, una bebida que los catalanes no apreciamos mucho. Pero sin querer entrar en polémicas territoriales callé y concerté una cita para el próximo día por la noche a las 21 horas. Al día siguiente acudí puntual a la cita y allí estaba esperándome con sus tejanos ajustados y una camiseta negra también pegada al cuerpo, y sus sandalias negras. Al más puro estilo hortera alemán. De aquella forma que a mi tanto me gusta, porque la ...
... asocio a conquista sexual. Pensé que aquella noche lamería finalmente sus preciosos piececitos. Decidimos sentarnos en una terraza para tomar cerveza. Y como siempre ocurre cuando estás con una chica diferente: anillo en la ceja, estilo heavy de barriada de urbe alemana,... aparecen todos tus amigos que tienes que saludar uno por uno. Sólo te queda aguantar la situación y observar la mirada curiosa de todos ellos. Sólo esperas que el juicio sobre la belleza de la conquista sea positivo para salir airoso en las posteriores tertulias que se sucederán. Mientras tanto ella me explicaba que se había separado hacía pocos meses y que ahora se sentía muy libre. Yo mientras tanto me descalcé por debajo de la mesa y le coloqué el pie derecho encima de su bonito pie. Ella no se inmuntó; ni se apartó, ni me ofreció ninguna caricia. Mientras tanto me confesó que con el chico de la playa no había sucedido nada. Argumentó que era demasiado joven para ella. Después de repetir con otras cervezas decidimos irnos. Me contó que al día siguiente tenía excursión para Barcelona y que debía levantarse temprano. Me dijo que yo era un chico muy interesante y que esperaba con impaciencia la próxima cita. Me dijo que se sentía relajada conmigo y que "mañana" pasaríamos unos grandes momentos juntos. Y después de concertar la cita nos despedimos. Al día siguiente me presenté con el coche en el punto de cita y nos fuimos directamente a mi casa. Después de tomarnos unas cervezas y fumar algunos cigarrillos ...