1. La alemana


    Fecha: 22/02/2019, Categorías: Fetichismo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... ella se descalzó y cruzó sus pies encima del sofá. En el suelo quedaron las sandalias con un 42 gravado en su suela. Yo estaba a su lado y sentí el aroma afrodisíaco de sus largos, esbeltos y precisos pies. Mi mano se fue hacia uno de ellos y empezó a masajearlo lentamente. Ella me agarró la cabeza y empezamos a besarnos en la boca con pasión. Yo que estaba con ella más que nada para besar sus pies, estiré su pie izquierdo y me lo llevé a la nariz para olerlo. Que fantástico olor femenino. Tenía una erección descomunal y ella me estiró para que me colocara encima de ella. Nos desnudamos rápidamente i empezamos a hacer el amor. Después de algunos envites en la posición del misionero le levanté las piernas hacia mi cara y empecé de nuevo a lamer sus suaves, largos y arqueados pies. Se veía que ella disfrutaba más casi ella que yo y yo me excité aún más. Nunca había visto una chica gozando tanto de una lamida de pies. Estuvimos en esta posición y otras un largo tiempo hasta que nos corrimos juntos, ella con la planta de l pie derecho presionando mi nariz. Qué placer más grande!! El aroma de pie femenino me convirtió en el mejor amante del mundo. Ella me felicitó y me dijo que era la primera vez que había experimentado estas sensaciones con los pies. En la "sobremesa" después de la corrida ella me colocó sus pies sobre mis piernas y empecé a masajearle con las manos sus lindos pies. Y mientras tanto en la televisión de pago daban una película porno en que el hombre también ...
    ... lamía los pies de su amante. Parece que ahora es una moda en casi todas estas películas. Ella me dijo con una sonrisa pícara: "Parece que ellos también saben lo de los pies". Entonces supe que ella se había convertido también en fetichista de pies. Nos colocamos estirados ella en un sofá y yo en el sofá vecino, con los pies en contacto. Estuvimos casi una hora frotándonos los pies, planta contra planta. Yo le preguntaba: "¿Cómo estás, te gusta? Y ella me contestaba: "¿No lo notas, no sientes como hablan los pies? Nunca había llegado a tal grado de complicidad en un asunto como el gusto por los pies que tanto nos avergüenza a veces. Y venga y venga, frontándonos los pies de uno con los del otro. ¡Qué sensación más placentera!, ella no se cansaba de restregarlos contra los míos. Y se fue haciendo tarde y yo sugerí que debía irme a dormir. Ella me pidió (como la mayoría de las mujeres hacen) de quedarse a dormir conmigo. Yo como estúpido casanova, pensé que ya vendrían otras chicas y me hice el sobrado. Le dije que no estaba acostumbrado a dormir con chicas y que mejor que se fuera al hotel. Así fue, la dejé delante de la puerta y le propuse de vernos al día siguiente. Ella me dijo que era imposible, que tenía que preparar cosas, comprar, porqué era el último día. Se veía que estaba enfadada por haberla enviado al hotel. Yo le pedí su dirección en Alemania y se negó. Estaba claro que no me quería volver a ver. Yo le dije que si volvía de vacaciones que me visitara a casa. Ella dijo ...