Confidencias 11 Adrian sabe algo más que dar masajes
Fecha: 28/02/2019,
Categorías:
Gays
Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues
... exquisitamente guapos, más o menos afeminados y todos alegres, eran ocho, más los dos que entraron conmigo y yo mismo, once muchachos. Se volvieron cuando entramos y me miraban curiosos pero sin acercarse. Uno de los que me trajeron me sujetó de la mano. -Tienes que desnudarte y colocarte uno de los tangas que tienes en este cajón, puedes elegir el que más te guste. Me di cuenta de que todos ellos, salvo estos dos, estaban vestidos con un tanguita de dos tiras traseras pasando por los glúteos, justamente en casa yo me había colocado uno de tira muy fina en el centro. -Durante la representación no te lo tienes que quitar, solo si te lo piden, tú actúa como haremos los demás no es tan difícil. Nos desnudamos los tres y elegí el primer tanga que cogí en la mano. Procuraba mirar a los otros chicos con disimulo, ellos también lo hacían hacía mí. Como te decía Adri mío, todos eran mayores que yo, no tanto pero mayores, no creo que alguno superara los veintidós años. Todos ellos eran delgados menos dos que estaban un poco rellenos sin exagerar, con los cuerpos muy bonitos sin marcar músculo y culos altos, se adivinaban duros y ejercitados para mantenerlos en forma. Cuando estuvimos preparados salimos todos por un pasillo y al final se escuchaba música con el volumen bastante alto, había unas cortinas que cerraban el paso, uno de los muchachos las abrió y nos recibieron luces de colores, como en una sala de fiestas, fuimos avanzando, resultaba una pasarela que se iba ensanchando, ...
... como si fuera un escenario. Tardé unos segundos en acostumbrarme a aquellas luces que a veces me cegaban y me aturdía el bullicio de las personas que rodeaban la pasarela gritando y aplaudiendo. Mis compañeros comenzaron a bailar siguiendo el ritmo de la música, me quedé un segundo quieto hasta que uno de ellos me golpeó con el codo. -Baila como nosotros, no te quedes quieto. Los observaba mientras iniciaba mis primeros movimientos, no hacían los mismos gestos, era sencillo, todo consistía en seguir la música como tú la pudieras interpretar, como los ensayos que hacía en casa. Resultaba fácil para mí, mi cuerpo estaba acostumbrado a moverse por las clases de ballet y en seguida me centré comenzando a ondular el cuerpo y elevar los brazos, mirando ciertas cosa que hacían los compañeros, como a veces inclinarse de espaldas, delante de algunos espectadores y moverles el trasero, o abrirse las nalgas para que se nos vieran los anitos. Poco a poco iba distinguiendo a las personas que teníamos debajo como espectadores, llevaban las caras cubiertas por máscaras como de cuero ocultando los rostros. Nuestros meneos de traseros, abriéndonos las nalgas para que vieran nuestros culos, despertaban la lujuria del público que aplaudía y gritaba. De repente en un grupo vi que alguien se quitaba la máscara, era Eduardo que me seguía con los ojos, cuando nuestras miradas se encontraron me hizo un pequeño gesto y me envió un beso con la mano, me sentí totalmente tranquilo sabiendo que él estaba ...