1. El camionero me penetró


    Fecha: 04/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos

    ... abrí la ropa de cama de su litera y me tendí junto a él. La tenue luz de emergencia de la cabina descubrió ante mis ojos un pene totalmente erecto, no era de los más grandes que había visto, tendría unos dieciocho cm, pero la punta era gorda como el culo de un vaso mediano. Ese pene, algo ladeado hacia la derecha, me gustaba: la piel tensa de ese miembro era de un hombre maduro y tenía el grosor y el aspecto de una polla "curtida en mil batallas". Mi camionero simuló que no se despertó al meterme en su litera, "sin estar realmente dormido". Le seguí el juego, poseída de un deseo repentino de ser suya como su conquista, como su amante y como su putita pelirroja. Mi cuerpo echado sobre el de Joaquín sentía su calor, el vello de su pecho rozaba mis senos blanditos y generosos. Mi mano derecha buscó "su porra" y la encontré fuera de sus calzoncillos (no le había dado tiempo a guardarla). La acaricié con mi mano, muy suavemente, para que el creyera que yo lo creía dormido y no quería despertarlo. Subí y baje el pellejo de aquel robusto miembro con dulzura, varias veces. Luego agarré, sin apretarlos, sus dos grandes testículos, que estaban rodeados de una piel rasurada de vello y áspera. Me senté en el centro de la litera y, poniendo mi boca junto a su pene, comencé a darle lengüetazos como si chupara un helado. Joaquín no siguió su farsa, pero tampoco dijo ni una palabra; solamente sentí como su mano derecha acariciaba mi larga melena pelirroja como si yo fuera una gatita que ...
    ... su hubiera colado en su camión. No pude meterme su polla en la boca, la punta era demasiado gruesa, así que le di pequeños bocados a lo largo del miembro y, después engullí uno a uno sus dos grandes huevos, "por turnos", los dos no cabían de golpe entre mis blancos dientes. —Apóyate en el salpicadero Margarita, por favor —dijo él en un suspiro excitado. No dije nada, solo me saqué de la boca uno de sus huevos muy caliente y, dejándolo caer contra su muslo me levanté y me puse de rodillas y extendí mis brazos sobre el salpicadero, agachando mi espalda para que mi culo "ganará altura". —Que culazo pelirroja, que ganas tenía de ponerte en pompa, me tenías resabiado guapa —dijo Joaquín con un tono de voz desconocido por mí y algo imperioso que me excitó muchísimo. Le respondí con voz de putita: —Pues aprovecha ahora, mi camionero, y házmelo; penétrame bien. Aprovechó muy bien mi cuerpo: Sentí como, a mis espaldas, el me daba bocados en el culo sin clavar los dientes, después rebañó mi sexo, el cual me asomaba por detrás, como un vicioso sorbiendo y haciendo ruidos con su boca, se estaba tragando la humedad de mi excitación… un buen rato estuvo comiendo mi coño, con ganas; se veía que me deseaba con un gran fuego interior, disimulado estos días por su cortesía y amabilidad. Sentí como la punta de aquella polla gruesa y adiestrada arrastraba mis labios menores plegándolos dentro de mi vagina, como su mi coño fuera la puerta de un salón del viejo oeste y su polla un pistolero que ...