LA HISTÓRIA DE MONTSE FERNANDEZ
Fecha: 07/03/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Sexo Duro
Voyerismo
Autor: reininblack, Fuente: xHamster
... les había dado satisfacción. El refinamiento en la entrega a lasmismas había generado la lujuria, y la lascivia había facilitado el camino hacia lasatisfacción de los sentidos sin comedimiento, e incluso por vías no naturales.—Montse Fernández —casi una chiquilla inocente hasta bacía bien poco— se había convertido derepente en una mujer de pasiones vio-. lentas y de lujuria incontenible. 46 de 107Capitulo VINO DE INCOMODAR AL LECTOR CON EL relato de cómo sucedió que un díame encontré cómodamente oculto en la persona del buen padre David Brown; ni me detendré aexplicar cómo fue que estuve presente cuando el mismo eclesiástico recibió en confesión auna elegante damita de unos veinte años de edad.Pronto descubrí, por la marcha de su conversación, que aunque relacionada de cercacon personas de rango, la dama no poseía títulos, si bien estaba casada con uno de los másricos terratenientes de la población.Los nombres no interesan aquí. Por lo tanto suprimo el de esta linda penitente.Después que el confesor hubo impartido su bendición tras de poner fin a la ceremoniapor medio de la cual había entrado en posesión de lo más selecto de los secretos de la jovense-flora, nada renuente, la condujo de la nave de la iglesia a la misma pequeña sacristíadonde Montse Fernández recibió su primera lección de copulación santificada.Pasó el cerrojo a la puerta y no se perdió tiempo. La dama se despojó de sus ropas, yel fornido confesor abrió su sotana para dejar al descubierto su enorme arma, ...
... cuyaenrojecida cabeza se alzaba con aire amenazador. No bien se dio cuenta de esta aparición,la dama se apoderó del miembro, como quien se posesiona a como dé lugar de un objeto dedeleite que no le es de ninguna manera desconocido.Su delicada mano estrujó gentilmente el enhiesto pilar que constituía aquel tiesomúsculo, mientras con los ojos lo devoraba en toda su extensión y sus henchidasproporciones.—Tienes que metérmelo por detrás —comenté la dama—. En leorette. Pero debestener mucho cuidado, ¡es tan terriblemente grande!Los ojos del padre David Brown centelleaban en su pelirroja cabezota, y en su enormearma se produjo un latido espasmódico que hubiera podido alzar una silla.Un segundo después la damita se había arrodillado sobre la silla, y el padreDavid Brown, aproximándose a ella, levantó sus finas y blancas ropas interiores para dejarexpuesto un rechoncho y redondeado trasero, bajo el cual, medio escondido entre unosturgentes muslos, se veían los rojos labios de una deliciosa vulva, profusamente sombreadapor matas de pelos castaños que se rizaban en torno a ella.David Brown no esperó mayores incentivos. Escupiendo en la punta de su miembro,colocó su cálida cabeza entre los húmedos labios y después, tras muchas embestidas yesfuerzos, consiguió hacerlo entrar hasta los testículos.Se adentró más... y más.., y más, hasta que dio la impresión de que el hermosorecipiente no podría admitir más sin peligro de sufrir daño en sus órganos vitales, Entretanto el rostro de ella reflejaba ...