1. LA HISTÓRIA DE MONTSE FERNANDEZ


    Fecha: 07/03/2019, Categorías: Sexo en Grupo Sexo Duro Voyerismo Autor: reininblack, Fuente: xHamster

    ... testigo de susactos.Una exclamación de sobresalto que involuntariamente se le escapó a Montse Fernández motivóque él mirara en derredor suyo. y descubriera frente a él a la hermosa muchacha, en elmomento en que su lujurioso miembro estaba completamente expuesto en toda su gloriosaerección.—¡Por Dios! —exclamó Montse Fernández tan pronto como pudo recobrar el habla—. ¡Quévisión tan espantosa! ¡Muchacho desvergonzado! ¿Qué estás haciendo con esta cosa roja?El mozo, humillado, trató de introducir nuevamente en su bragueta el objeto quehabía motivado la pregunta, pero su evidente confusión y la rigidez adquirida por elmiembro hacían difícil la operación. por no decir que enfadosa.Montse Fernández acudió solícita en su auxilio.—¿Qué es esto? Deja que te ayude. ¿Cómo se salió? ¡Cuán grande y dura es! ¡Y quélarga! ¡A fe mía que es tremenda tu cosa, muchacho travieso!Uniendo la acción a las palabras, la jovencita posó su pequeña mano en el erectopene del muchacho, y estrujándolo en su cálida palma hizo más difícil aún la posibilidad depoder regresarlo a su escondite.Entretanto el muchacho, que gradualmente recobraba su estólida presencia de ánimo,y advertía la inocencia de su nueva desconocida, se abstuvo de hacer nada en ayuda de susloables propósitos de esconder el rígido y ofensivo miembro. En realidad se hizoimposible, aun cuando hubiera puesto algo de SU parte, ya que tan pronto corno su manolo asió adquirió proporciones todavía mayores, al mismo tiempo que la hinchada y ...
    ... rojacabeza brillaba como una ciruela madura.—¡Ah, muchacho travieso! —observó Montse Fernández—. ¿Qué debo hacer? —siguió diciendo,al tiempo que dirigía una mirada de enojo a la hermosa faz del rústico muchacho.—¡Ah, cuán divertido es! —suspiró el mozuelo—. ¿Quién hubiera podido decir queusted estaba tan cerca de mí cuando me sentí tan mal, y comenzó a palpitar y engrosarhasta ponerse como está ahora?—Esto es incorrecto —observó la damita-, apretando más aún y sintiendo que lasllamas de la lujuria crecían cada vez mas dentro de ella—. Esto es terriblemente incorrecto,pícaruelo. 62 de 107—¿Vio usted lo que hacían los caballos en la pradera?—preguntó el muchacho, mirando con aire interrogativo a Montse Fernández, cuya belleza parecíaproyectarse sobre su embotada mente como el sol se cuela al través de un paisaje lluvioso.—Sí, lo vi. —replicó la muchacha con aire inocente—. ¿Qué estaban haciendo? ¿Quésignificaba aquello?—Estaban jodiendo —repuso el muchacho con una sonrisa de lujuria—. Él deseaba ala hembra y la hembra deseaba al semental, así es que se juntaron y se dedicaron a joder.—¡Vaya, qué curioso! —contestó la joven, contemplando con la más infantilsencillez el gran objeto que todavía estaba entre sus manos, ante el desconcierto delmozuelo.—De veras que fue divertido, ¿verdad? ¡Y qué instrumento el suyo! ¿Verdad,señorita?—Inmenso —murmuró Montse Fernández sin dejar de pensar un solo momento en la cosa queestaba frotando de arriba para abajo con su mano.—¡Oh, cómo me cosquillea! ...
«12...154155156...198»