LA HISTÓRIA DE MONTSE FERNANDEZ
Fecha: 07/03/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
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Voyerismo
Autor: reininblack, Fuente: xHamster
... muchacho muy despierto —dijo Montse Fernández.—Mi padre no es tan listo como yo —replicó el jovenzuelo riendo más todavía, altiempo que mostraba otra vez la yerga semienhiesta—. Ahora ya sé cómo joderte, aunquesólo lo haya hecho una vez. Deberías yerme joder.Lo que Montse Fernández pudo ver fue el gran instrumento del muchacho, palpitante y erguido.—¿Con quién lo hiciste, malvado muchacho?—Con una jovencita de catorce años. Ambos la jodimos, mi padre y yo nos ladividimos.—¿Quién fue el primero? —inquirió Montse Fernández.—Yo, y mi padre me sorprendió. Entonces él quiso hacerlo también y me hizosujetarla. Lo hubieras visto joder... ¡Uyuy!Unos minutos después Montse Fernández había reanudado su camino, y llegó a su hogar sinposteriores aventuras. 64 de 107Capitulo IXCUANDO MONTSE FERNÁNDEZ RELATO EL RESULTADO DE su entrevista de aquella tardecon el señor Delmont, unas ahogadas risitas de deleite escaparon de los labios de los otrosdos conspiradores. No habló, sin embargo, del rústico jovenzuelo con quien habíatropezado por el camino. De aquella parte de sus aventuras del día consideró del todoinnecesario informar al astuto padre Ambrosio o a su no menos sagaz pariente.El complot estaba evidentemente a punto de tener éxito. La semilla tan discretamentesembrada tenía que fructificar necesariamente, y cuando el padre Ambrosio pensaba en eldelicioso agasajo que algún día iba a darse en la persona de la hermosa Julia Delmont, sealegraban por igual su espíritu y sus pasiones ...
... a****les, solazándose por anticipado con lastiernas exquisiteces próximas a ser suyas, con el ostensible resultado de que se produjerauna gran distensión de su miembro y que su modo de proceder denunciara la profundaexcitación que se había apoderado de él.Tampoco el señor Verbouc permanecía impasible. Sensual en grado extremo, seprometía un estupendo agasajo con los encantos de la hija de su vecino, y el sólopensamiento de este convite producía los correspondientes efectos en su temperamentonerviosa.Empero, quedaban algunos detalles por solucionar. Estaba claro que el simple delseñor Delmont daría los pasos necesarios para averiguar lo que había de cierto en laafirmación de Montse Fernández de que su tío estaba dispuesto a vender su virginidad.El padre Ambrosio, cuyo conocimiento del hombre le había hecho concebir tal idea,sabia perfectamente con quién estaba tratando. En efecto, ¿quién, en el sagrado sacramentode la confesión, no ha revelado lo más intimo de su ser al pío varón que ha tenido elprivilegio de ser su confesor?El padre Ambrosio era discreto; guardaba al pie de la letra el silencio que le ordenabasu religión. Pero no tenía empacho en valerse de los hechos de los que tenía conocimientopor este camino para sus propios fines, y cuáles eran ellos ya los sabe nuestro lector a estasalturas.El plan quedó, pues, ultimado. Cierto día, a convenir de común acuerdo, Montse Fernándezinvitaría a Julia a pasar el día en casa de su tío, y se acordó asimismo que el señor Delmontseria ...