1. Elena, mi profesora del colegio (II)


    Fecha: 10/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Confesiones Autor: Alexander0022, Fuente: CuentoRelatos

    ... trayéndola hacia mí, se sentó sobre mi regazo. Comencé a acariciarla mientras hablábamos y nos besábamos de a momentos. La toque de abajo hacia arriba, cada centímetro sobre su vestido. Mi pene empezaba a ponerse inquieto. Sentía como de a poco se iba apretando contra mi bermuda. Elena me detuvo, invitándome a ir a la habitación. Entrando a la misma, ella encendió el aire acondicionado. Poco a poco el fresco se iba sintiendo allí. Parados frente a frente nos seguimos besando. Elena me empujó haciéndome sentar sobre la cama. Encendió la t.v. en algún canal, yo solo estaba hipnotizado en su cuerpo. Se puso frente a mí, y de a poco fue quitándose su vestido, comenzando desde arriba. Hasta que quedo completamente en el piso. Quedó a la vista un conjunto blanco. El brasier apretaba y levantaba sus hermosos senos, haciéndolos lucir increíbles. Debajo. La tanga blanca. Con dos pequeñas cintas a los costados. Y para completar, sus sandalias con plataforma, muy sexis, que no se los había quitado, de color azul. Toda esa imagen me dejó atónito. Mi calentura era extrema. Mi pene estallaría en cualquier momento de lo duro que lo tenía. Elena abrió su ropero y sacó un aceite de bebé. -¿Me haces unos masajes amor?- Me dijo. Sonriendo. -¡Si profe!- Le dije. Con lo que me vuelve loco tener sexo con aceites. No pude soltar otra palabra. Elena se acostó boca abajo en la cama. Me quité la remera y me acomode al lado de ella. Apoyándome con el codo izquierdo en la cama. Con mi mano derecha tome ...
    ... la botella de aceite y comencé a derramarlo por el cuerpo de Elena. Primero por sus piernas. Las acaricie y masajee de abajo hacia arriba. De arriba hacia abajo. Tire más sobre sus nalgas, allí me detuve un rato largo. Elena gemía de placer con cada arremetida de mi mano por sus nalgas blancas. El pequeño triangulo de su tanga quedó empapado de aceite. Coloque más sobre su espalda, emprendiendo viajes desde allí hasta sus piernas. Corrí un poco hacia un lado su tanga y empecé a acariciar su vagina lentamente, Elena estaba ya mojada. Gimiendo con cada caricia de mis dedos en su vagina. Me saque la bermuda y el bóxer, me puse un preservativo y me coloque sobre ella, a la altura de sus nalgas. Con el glande de mi pene ahora acariciaba su vagina, hasta que no aguante más, metí completamente mi verga dura. Sin resistencia su vagina recibió la extensión de mi pene. Ambos gemimos del placer, mientras me movía dentro de ella, cada vez más rápido y profundo, aferrándome por su cintura completamente aceitada. Elena se aferraba a la sabana, mientras sin piedad, ahora, ya castigaba su vagina. Entre gemidos me avisó que se iba a venirse. Sentí como apretó mi pene hasta que me suplicó que quitara mi verga de adentro. Así lo hice, mientras ella se recuperaba del orgasmo me incline a besar sus nalgas. Para luego besar su vagina, completamente mojada. Era una delicia. El pene me temblaba pidiendo que la volviera a penetrar. Estire su cuerpo hacía atrás, colocándola de perrita. Penetrándola de ...