1. Elena, mi profesora del colegio (II)


    Fecha: 10/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Confesiones Autor: Alexander0022, Fuente: CuentoRelatos

    ... nuevo. La tomé fuerte del cabello y comencé con las embestidas. Sus nalgas golpeaban y temblaban contra mi pelvis. Su tanga se corría hacia adentro. Rozando el tronco de mi pene, provocándome un ardor en ese momento placentero. La cama rechinaba con los movimientos de nuestros cuerpos. Todo era increíblemente erótico. Saqué mi pene y me acosté. Ella se colocó sobre mí. Tomo el tronco de mi pene con una mano y con la otra se corrió un poco la tanga, para luego meterse mi verga. Subía y bajaba sobre mi pelvis. Le solté el brasier, sus senos blancos y redondos quedaron al descubierto. Los amasaba mientras Elena seguía con sus movimientos, su vagina me apretaba cada vez más el pene, hasta que se vino, esta vez con más flujo que ya no podía sentirme dentro de ella. Su cara estaba roja, ambos estábamos transpirados y agitados. Ella sacó mi pene de su vagina. Quitándome el preservativo con una mano y con la otra acomodándose el cabello. Podía sentir como el glande me temblaba. Se dio vuelta, de modo que quedó dándome la espalda, acomodándose de manera que sus nalgas quedaron sobre mi pene duro. Aquella vista era grandiosa. Podía ver el pequeño orificio de su ano rozándome el glande. Elena tiro un poco de aceite sobre todo mi pene. -¡Quiero que me des tu leche en la cola!- Me dijo. ¡No lo podía creer!- No creía como ciertas aquellas palabras. Quería tener mi verga en su ano. -¡Pero solo la puntita!-.- ¡Por ahora!-. Me dijo rápidamente. -¡Si amor!-. -¡Metela vos hasta donde puedas!- ...
    ... Le dije. Tomo mi verga por el tronco y acomodó la punta en la entrada de su ano. Jugando con mi pene poco a poco iba probando. Metiendo de a milímetros. Eso me torturaba. No podría aguantar muchos más sin largar el semen que tenía acumulado. Se lo hice saber a lo cual ella, dejándome tranquilo me dijo que no sería la última vez. Pero yo quería que entrara por lo menos la punta. De a poquito su ano cedía ante los juegos, Elena se mordía los labios cada vez que probaba más adentro. Tire más aceite por la zona, empapando todo. La mitad del glande estaba adentro. Mis ganas de eyacular estaban superando el control que tenía. Por fin, después de un rato largo la cabeza de mi pene estaba dentro de su ano. Ambos festejamos riendo de la situación, tomándolo como algo natural. -¡Ahora si podes darme todo!- Me dijo Elena. Entre dolor y placer Elena comenzó con pequeños movimientos hacía adelante y hacia atrás, cuidando que el glande no salga de su pequeño agujero. El ardor que sentía era terrible. Tenía la cabeza de mi verga ahorcada por su ano. Ya estaba al borde de la eyaculación. Podía sentir como los espasmos comenzaban a llegar. Era una tortura que no quería que finalice jamás. Los chorros de semen empezaron a salir, Elena gemía mientras seguía con los lentos movimientos. Parecía que nunca dejaría de largar mi semen dentro de ella. Podía ver su cara de dolor. El glande me había crecido aún más dentro de ella, pero quería asegurarse de que yo largara hasta la última gota allí. Fue ...