1. Historia del chip 023 - Cortas vacaciones - Irma 006


    Fecha: 11/03/2019, Categorías: Grandes Relatos, Dominación Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... necesario Galatea aplicaría medidas correctoras para evitarle sustos. Irma terminó aceptando, todavía sin estar del todo convencida. Gracias a Miss Iron, -que le hizo ver que lo mejor era acometer el reto de manera entusiasta-, pudo entrar en el avión con la idea de que estaba enamorada sin remisión de Galatea. Faltaba la guinda: los pseudoorgasmos sin limitaciones, plenos y exultantes. Lo que más recordaba Irma eran los momentos en que las dos se acariciaban las piernas. Las suyas propias bien cerradas, recordando la inaccesibilidad, las de Galatea en la postura que desease. Estando su parte superior tan sensibilizada, las caricias recibidas en sus muslos o en sus piernas no dejaban de resultar maravillosas y era capaz de no excitarse en demasía a pesar de ello. Pero ese contexto era muy concreto: en la habitación. El único momento en el que ella recibía atenciones era en el suelo. La cama era exclusivamente para su amante. Miss Iron le había enseñado a ser muy precisa con ese tema. Si no fuera por eso, seguro que ya habría sucumbido a la tentación. No se trataba sólo de llevar las piernas al descubierto como en el trabajo, dónde era una obligación. En vacaciones, el mero hecho de pensar que Galatea podría levantarle la falda y acariciarle el culo le parecía surrealista. Pero en esos aspectos debía tratarla como un amante masculino. Miss Iron había sido clara: su misión era ser la parte femenina, sumisa y disponible. El sexo pertenecía a Galatea. También la iniciativa y ...
    ... las ideas. Había más retos fundiéndose. Su vagina estaba desnuda: la sentía fresca y libre de toda resistencia. Fue Galatea la que pidió con rotundidad que fuera así. —Si no lo haces, no sabré cuánto me amas— fue cuanto le dijo. Irma recordaba perfectamente las palabras. Ya no sería necesario que la cadena seccionase entre sus piernas. Mejor dicho, salvo cuando se lo indicase su ama... si lo deseaba. Sería una muestra de amor contenerse no porque debía hacerlo sino porque así se lo pedía su amor. Era una suerte que los recientes piercings ayudasen aportando el dolor. Irma cada vez estaba más acostumbrada al asunto. Los odiaba con todas sus fuerzas, pero a la vez, sin poder evitarlo, se sentía orgullosa de que para ambas se hubiera convertido en algo tan importante. Sólo a Miss Iron le había explicado la sensación que le producía ser acariciada en los lóbulos. Era como tener dos clítoris colgando y a la vista de todo el mundo. Todo su ser se realzaba tanto por el placer como el dolor que sentía. Sin ser comparable a los pezones, como en los lóbulos se asentaba la periódica penitencia, tendía a estar más atenta. Miss Iron le alabó su fortaleza y le sugirió que siguiese por ese camino. Debía estar dispuesta a explorar esos recovecos y debía sentirse agradecida de haber encontrado alguien como Galatea, predispuesta a quererla con sus limitaciones. Galatea se hallaba cómodamente sentada con su lindo atavío. Su esclava estaba preparada para ser acariciada mientras el dolor atenazaba ...