Sé lo que hice este verano
Fecha: 11/03/2019,
Categorías:
Intercambios
Autor: evamaniac, Fuente: RelatosEróticos
... flirteéde nuevo con mi berberecho resbaladizo sobresu enorme percebe. Consiguióextraer mis pechos de sus fundas para abarcarlas con sus dos manos, y yo utilicéla mía por detrás para agarrar su mango y colocarlo en mi sagrada raja, me dejécaer muy lentamente, controlando la invasión, y permitíque todo aquello me conquistara hasta hacer fondo. Notéperfectamente los latidos de Juan en miútero. Nos quedamos los dos inmóviles, intentando no precipitar un posible final lácteo y, definitivamente, hice uso de mi ropa para ocultar todo eso. En ese momento de sensibilidad sexual máxima solo se me ocurriópensar en lo que opinaría mi novio Andrés si me viera ahora mismo de esta guisa, sentada sobre el camarero y con su pene introducido hasta el tope de mi ser. No es que me sintiera culpable, pues, insisto, fueél quien me empujóa esto, pero este tío al que me estaba follando resultóser un pedazo de hombre que, posiblemente, despertaría ciertas inseguridades. Yo ya había tenido antes dentro rabos e incluso juguetes de este calibre, pero he de confesar que esta situación se hacía más y más morbosa a medida que nos precipitábamos al momento del frenesí. Asíque, consciente de que Juan quería que lo cabalgara, y que mi chocho estaba ya efervesciendo, empecéa moverme lentamente arriba y abajo, con mucha cadencia, sin prisas. Se podía oír perfectamente, incluso bajo la falda, el chasquido de nuestros sexos rozándose entre una película de mucosidad. Un sonido que iba atenuándose a medida que ...
... mi velocidad dejaba de considerarse un simple movimiento para convertirse en un trote. Esos chasquidos eran ahora gemidos agudos en cada envite, a la vez que Juan decidíainhalar y exhalar con fruición para contener sus roncos bramidos. Cuando quise darme cuenta, y estando a punto de caramelo, percibíla presencia de la pareja de mediana edad junto a nosotros, haciendo exactamente lo que antes habíamos experimentado nosotros: curiosear y disfrutar con el placer ajeno. Una situación que me cortóun poco el rollo, aunque sabía que mi ropa tapaba las vergüenzas más explícitas. Algo que también conocía Juan y que resolvió unilateralmente levantándome la tela sobre la espalda mostrando, por lo tanto, el panorama pornográfico que nuestros sexos protagonizaban. No quise adivinar las caras de los espectadores, me centréen mi placer y, por alguna extraña razón sentíuna timidez poco habitual, volvía tapar la zona cero y recuerdo poco más de aquel preciso instante, porque Juan me atrajo hacia sípara cuchichearme al oído que iba a eyacular muy pronto y, sin dejar que asumiera esa información, me empujóa un lado para posarme boca arriba, arrastrarme hacia el borde del somier y levantar mi falda para abrirme las piernas dobladas a tope ofreciendo mi gruta a la vista de todos. Entonces me empalóde nuevo estandoél de pie, junto a los dos curiosos. Comenzóa follarme muy rápido, haciendo sentir su presencia dentro de mis entrañas hasta hacer que mi propio orgasmo le salpicara sobre el pubis ...