Visitas a mi vecino (El esposo de Sofía - 1ª parte)
Fecha: 20/03/2019,
Categorías:
Gays
Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos
Después de la sesión de sexo que tuvo Rafa en el cumple de Gustavo, a las 07:?, más o menos, ¡por fin!, pudo bajar a su casa. D. Tomás, tuvo a gala ser el rumboso que acostumbraba a ser; y le agradeció sus servicios con una muy buena propina. Más, los 300€ de D. Carlos y Mario… … ¡en fin!, que salió hecho un hombre de esa casa. Cuando llegó, procuró no hacer mucho ruido; no quería despertar, ni a su madre, ni a su hijo. Se duchó y se metió en la cama. Soñó con Dieguito, al que perseguía... pero no podía atrapar, y se despertó casi a las 14:00, porque su madre le zarandeó diciendo: - ¡Pero, bueno!, ¿que es lo que te pasa a ti hoy?. Con lo madrugador que eres. ¡Anda!, ¡levantate ya!, hombre, ¡que son las dos! Se sentía agotado y sucio, y algunos de sus pensamientos le inquietaban. Después de comer llamó a su madrina para hablar con ella. Pero, cuando la vio entrar en la cafetería, acompañada de su hija, la mayor, pensó que había perdido la tarde. Charo, enseguida, se despidió de ella y se acercó a él... - Solo ha venido a acompañarme; tiene que hacer unas compras... ¡no te preocupes!… ¡Anda!, dame un par de besos, hijo... que yo ya sé que quieres hablar conmigo a solas. Rafa, aliviado, la invitó a sentarse, y después de acomodarse en la mesa, empezó a contarle todo lo necesario para que estuviera al corriente de su vida en estos últimos días. - ¡Por favor!, dile a Sofía que hable con su esposo. No encuentro nada... y estoy desesperado; y preocupado por si cojo algo raro. Una ...
... enfermedad de esas, ¡ya sabes!… ¡Tu me entiendes!, ¿verdad? - Claro que te entiendo, hijo... pero, te estoy oyendo y se me cae el alma a los pies. Dña. Charo se quedó en silencio un ratito, y continuó... Tu sabes que no te voy a juzgar... y también, que soy una tumba; así que, yo misma hablaré con Ramón para que te reciba lo antes posible, ¿te parece bien? - Perfecto. - Ya sabes que es urólogo, ¿verdad?. Y que tiene la clínica detrás de casa... por si necesitas algo. - ¡Si!… … te lo agradezco, de corazón, madrina. A ver cuando te animas y te pasas por casa; que Marcos se acuerda mucho de ti. - ¡Está bien, hijo!, pero, ¡lo dicho!... que, luego te llamó y te digo cuando puedes pasarte por la consulta; y así le cuentas todo a él, ¿vale?… - ¡Vale! - ¡Venga!… y dale un beso a tu madre, de mi parte… y otro para Oscar ¡eh!. Que yo también tengo ganas de verles. - ¡Muchas gracias, madrina! -¡Mira!, por ahí llega Sofía... ¡adios, cariño! - ¡Adios! Miró el reloj; y se dio cuenta de que ya se le había hecho tarde para ver el partido... Siguió calle abajo, y cogió el 27… Ya, en el autobús, llamó a Diego; y después de preguntarle como iba el partido, quedó con él para ver el segundo tiempo en su casa. Le apetecía pasar la tarde con él. Ese día, al esposo de Sofía le costó bastante trabajo aparcar. Le había pedido a Mirta, su secretaria, que abriera la consulta; y llegaba tarde. El portero le entregó los periódicos del día, y se disculpo ante él. - ¡Lo siento mucho!, Dr. Prieto, me disponía ...