1. Visitas a mi vecino (El esposo de Sofía - 1ª parte)


    Fecha: 20/03/2019, Categorías: Gays Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... a subirlos cuando le he visto. Espero que no le importe. ¿Se los entrego a Vd.?. Hoy tengo el día muy ocupado. - ¡No se preocupe!, Federico. ¡Yo los subo!. Entró en el ascensor, ojeándolos... y cuando llegó, vio que la puerta estaba entreabierta. - ¡Buenos días Mirta!, disculpe la tardanza… - No se preocupe doctor, me ha llamado mi madre y, parece ser, que el vuelo se ha retrasado una hora; así que puedo estar aquí otros veinte minutos… - ¡Estupendo!… ¡ah!, y no se vaya a molestar, Mirta, pero ya sabe que detesto que la puerta de la entrada se quede abierta. - ¡Lo siento!, doctor. Debe haber sido el recomendado de Dña. Rosario. Y en ese momento volvió a él la conversación en la que su suegra le había pedido que atendiera a su ahijado... y también recordó lo que su suegro decía de él. - Es una maravilla, Ramón. No te puedes imaginar lo rico que está. Según le había comentado, ese Rafael era tremendo macho. - ¡Mirta!, haga el favor de avisar al paciente. A ver si tengo suerte y acabamos pronto… … y, ¡por favor! avíseme cuando se vaya a ir a recoger a su madre, ¿Ok? - Si, doctor. - Y déjeme las llaves; y así no hace falta que venga a cerrar la consulta. Hoy tengo muchas cosas que hacer. Luego, desayunó lo mas rápidamente que pudo… y cuando oyó la puerta (que se abría). Se encontró con un pedazo de tío, que pedía permiso para entrar… Apartó su taza de café y.... ¡Adelante!… pasa, pasa… - ¡Buenos días doctor.! - ¡Buenos días!… siéntate por favor… - ¿Te han hecho la ficha?… - ...
    ... ¡No!. - ¡Bueno! pues voy a hacértela, yo… … ¿como te llamas? - ¡Rafa!… ... Rafael Roca García - ¿edad? - 34 años - ¿Domicilio?… No hace falta que me lo des... … lo tengo anotado en mi agenda, que ayer me lo dio mi suegra… ¿Algún problema físico, o enfermedad?… - ¡No!. - ¿Tienes alergia a algún medicamento? - ¡No!, que yo sepa, doctor. - ¡Está bien!... Terminó de rellenar la ficha con los datos necesarios, y… - Bueno, pues... ¡a ver!, cuéntame... ¿que te trae por aquí? - Pues verá, Dr.: Ayer estuve hablando con Dña. Rosario, mi madrina, y le confesé algo que nadie debe saber doctor... … supongo que se lo habrá contado ¿no?. Me dijo que Vd. lo entendería y que sería muy discreto. Y también que le hablara con toda confianza. - ¡Por supuesto!... - Solo llevó unos días, haciéndolo; y me he visto en la necesidad de hacerlo, para que a mi hijo y a mi madre no les falte, porque no encuentro trabajo de nada. De momento, no encuentro otra forma de ganarme la vida… ¿me sigue? - ¡Si!. ¡si!… continúa... - Pero, mi madrina me dijo que no podía hacer las cosas como las estaba haciendo, y que tenía que venir a verle; para, al menos, estar controlado por un buen médico. Insistió en que me pusiera en sus manos. - Al oír esto, y viendo al ejemplar que tenía delante, el Dr. Prieto se puso a cavilar. - ¡Que bueno está el cabrón!... era la frase que se repetía en su cabeza. - ¡Bien! pasa detrás de ese biombo y te desnudas hasta quedarte en calzoncillos. - ¡Si!, doctor... El podía verle perfectamente ...
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