Humillaciones sexuales en el Servicio Militar (1)
Fecha: 27/03/2019,
Categorías:
Dominación
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... estaban formados. Tienen minuto y medio. A la voz de... ¡ya! Corrimos apelotonados y chocando unos contra otros hacia nuestras taquillas, cerramos con la llave que llevábamos alrededor del cuello con un cordel y bajamos rápidamente a la formación. Esta vez ni una sola persona tardó más del minuto y medio. Una vez en nuestro puesto, el sargento nos gritaba: Todos firmes, vientre adentro, pecho fuera, pollas y cara mirando al cielo. La gracia era reída por todos los soldados que no perdían detalle del espectáculo, seguramente muchas veces presenciado con cada nuevo reemplazo. Ahora nos conducían a cortarnos el pelo. Nos llevaban en formación cruzando todo el inmenso patio del cuartel. Yo me sentía muy raro desnudo, nunca había sentido el viento alrededor de todo mi cuerpo y la rugosidad del asfalto en mis pies descalzos. Formamos frente a un edificio donde estaba la peluquería. Nos hicieron formar en cuatro filas y los cuatro primeros entraban en una habitación. Cuando los reclutas iban saliendo nos dimos cuenta que no solo nos iban a afeitar la cabeza al cero sino también el resto del cuerpo. Nos quedamos atónitos de la rapidez de la operación. La respuesta la encontré cuanto llegó mi turno. Había cuatro soldados dedicados a cada recluta. Nos hacían permanecer de pies con las piernas y los brazos abiertos y otros reclutas, también desnudos, nos rasuraban con máquinas eléctricas , uno la cabeza , otro las piernas, otro los brazos y otro el pecho, abdomen, pubis y espalda. ...
... Hasta quedar sin un solo pelo. Después, bastante escocidos, salíamos a la calle a formar de nuevo. Para este momento ya nos dábamos cuenta de que este cuartel no era normal. No nos parecía normal permanecer tanto tiempo desnudos expuestos a las miradas de todo el cuartel, ni tampoco que nos afeitarán todo el cuerpo, ¿una norma de higiene extrema? Quizá. Ahora nos conducían a las duchas. Las duchas tenían tres pasillos con alcachofas en lo alto. Los auxiliares del sargento nos empujaban hacia las duchas, casi no cabíamos y nuestros cuerpos se rozaban constantemente. Nunca había sentido otro cuerpo desnudo pegado al mío y tengo que confesar que la sensación me gustaba y la visión de las rasuradas pollas de mis compañeros me encantaba, las había tan pequeñas que parecían de un niño, otras eran largas y colgaban majestuosas, otras estaban arrugadas y parecían un capullo o un rechoncho gusanito. No era el único al que le excitaba esta visión ya que algunos penes estaban en semi-erección. Se veía la cara de satisfacción de los auxiliares. Inesperadamente, uno de ellos gritó: -Todo el mundo con la mano en la polla y a masturbarse inmediatamente, tienen dos minutos para eyacular. Todos deben echar el semen en este caldero- y señalaba un caldero delante de él. No comprendíamos bien a qué venía aquello, era evidente que era una novatada y todos nos mirábamos preguntándonos si iba en serio. El auxiliar, al vernos dudar, cogió su cinturón y empezó a golpear contra las paredes, cerca de ...