Humillaciones sexuales en el Servicio Militar (1)
Fecha: 27/03/2019,
Categorías:
Dominación
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... nuestra piel: -Todos a masturbarse, venga, inmediatamente. Tenéis dos minutos o de lo contrario tendréis sesión nocturna en el cuerpo de guardia. Era evidente que era una novatada pero nadie se atrevió a negarse. La excitación era enorme, jamás me había masturbado enfrente de nadie, ni tan siquiera nadie había visto mi pene en erección. Sin embargo, me escondía en el anonimato de la masa, y eso facilitaba la operación. Todos agitábamos frenéticamente nuestros penes, unos pegados a otros, con el agua cayendo sobre nuestras cabezas. Como la tendencia natural al masturbarse es encogerse un poco, los auxiliares nos dieron la orden de hacerlo en la posición de firmes y mirando al techo. En menos de dos minutos ya estabamos muchos haciendo cola frente en el caldero para eyacular. Como el caldero estaba en el suelo nos obligaban a arrodillarnos para que no se escapase nada de semen. Era un espectáculo increíble ver a cincuenta hombres agitar nuestros penes en erección como posesos y pegarnos por una posición frente al caldero. Los auxiliares se desternillaban de risa y algunos nos hacían fotos. Desde la puerta de las duchas los soldados gritaban: ¡vaya polla que tiene el narigudo, lo quiero para mi! El peor momento era al eyacular en el caldero, ya que de repente uno salía de la masa y se volvía protagonista. La excitación aumentaba y los jadeos eran más evidentes. Por fin, el cosquilleo de la base del pene anunciaba el esperado semen y tras derramar la última gota, dejábamos ...
... nuestro lugar a otro protagonista. Después de eyacular no podíamos volver a las duchas a lavarnos, así que a un auxiliar se le ocurrió otra brillante idea: antes de salir a formar al exterior teníamos que salir limpios de las gotas de semen que aún colgaba de nuestros penes, así que antes de salir teníamos que chupar el pene del que nos precedía. Me arrodillé par chupar las gotas que aún envolvían el glande de un compañero. Pensaba que me iba a resultar asqueroso, pero era algo que tenía que hacer y además rápido, no nos daban tiempo para pensar. Cogí su pene que casi estaba en erección y descorrí su pellejo para chupar entre los pliegues el semen que aún hacía brillar su prepucio. Tengo que confesar que me resultó delicioso, su semen blanquecino sabía como a melón maduro y la sensación de agarrar un pene caliente y meterlo en la boca me encantó. Después de limpiarle su semen con mi boca me levanté para que otro compañero me chupara mi polla. Sus lengüetadas me producían un intenso placer y mi pene se estaba poniendo duro de nuevo. Todo esto lo hacíamos a menos de metro y medio de la puerta, soportando los comentarios de los soldados que se lo pasaban en grande y seguían haciendo fotos. Cuando salíamos, cruzábamos por entre los soldados que acariciaban nuestros cuerpos y pollas entre chistes y groserías. Una vez formados y limpios, aunque aún húmedos, nos llevaron en formación hasta el botiquín para un reconocimiento médico y ponernos las vacunas, pero eso será motivo de la ...