1. El camino con mis hermanos y hermanas 2


    Fecha: 27/03/2019, Categorías: Incesto Autor: carolseq, Fuente: SexoSinTabues

    ... puerta para retirar las sábanas y las toallas del carrito de servicio y se voltea cual mamá. “¿Qué me ven?, a ver si se bañan ¡cochinos!”, nos comanda, “tengo trabajo que hacer aquí”. Sin pensarlo, los tres nos lanzamos a la regadera y apretujados nos comenzamos a enjabonar los unos a los otros. Verónica me agarra mi verga de pitillo y rápidamente me la llena de espuma, sin dejar por fuera mis bolitas y mi culito. Al darme vuelta me encuentro con el pingajo de mi hermano Francisco, quien no salió a nuestro padre. La flácida verga no es muy larga, pero gruesa, dotada de una enorme cabezota que tantas veces he tenido en mi culo. Las bolas también son desproporcionadas haciendo que la pinga siempre se vea más corta de lo que es. Con las dos manos llenas de jabón comienzo a masajear las bolas, la polla y el culo, que bien conozco por dentro. Finalmente los dos nos concentramos en Verónica dándole un baño masajeado a cuatro manos. Al secarnos y saliendo del baño, vemos como se ha hecho un milagro. La artista de la regadera ya había terminado de arreglar todo el desastre que dejamos en el cuarto, incluso recogió nuestra ropa en una bolsa de plástico para llevarla a la tintorería. Tendió y perfumó la cama y hasta le echó unos pétalos de rosa, ¡exquisito! “¡Qué fino!”, nos gritó riéndose mientras nos quitaba las toallas mojadas de las manos y besándonos con su ágil lengua rosada, “quedaron bellos los tres, y tú en especial, hermanita, estas divina”. Corre a la puerta y dejando las ...
    ... toallas mojadas, vuele con toallas nuevas y la dotación de champú y jabón. “¡Bien! Estamos listos”, nos dice con su vestido mojado pegado a su sensual piel radiante de energía juvenil. “Lávense la boca y descansen, más tarde vuelvo con la ropa, el vino, el almuerzo y por supuesto vengo yo. ¡Prepárense!, ¡los voy a volver mierda a los tres!” Casi de salida, con el vestido húmedo metido en la raja del culo, se da vuelta acomodándose las tetas y se vuelve a Verónica. “Por cierto amiga, el huésped de al lado, un chico de unos dieciocho años, parece un semental”, le dice con tono de chisme, “el carajo me echó una cogida fenomenal. La cabeza del guevo parece un hongo gigante y es bastante brusco al meterlo, casi me revienta la cuca, pero el dolor rápidamente se convierte en placer. Cuando se corrió dentro de mí, el monstruoso trozo de carne no paraba de pulsar y soltar una grosera cantidad de miel caliente que chorreaba por mis piernas. Todavía disparando tacos de leche espesa y caliente, sacó el cañón y me lo encajó en mi apretado culo, que afortunadamente siempre está limpio, perfumado y dispuesto a recibir ese tipo de visitas. ¡Hay no! No me quiero acordar, ¡que me vengo! Eso sí amiga, te lo recomiendo, y estoy segura que le gustarás, eres una vieja demasiado caliente y provocativa. ¡Me voy para volver! ¡Adiós!” Al quedar solos en el cuarto de hotel, nos cuesta asimilar lo acontecido, debe ser por la resaca. Pero bañados y con los dientes lavaditos, nos deslizamos por las sábanas ...
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