1. Vacaciones con mi cuñada


    Fecha: 02/04/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Las últimas reformas en casa nos habían dejado la cuenta corriente bastante maltrecha. Después de tres años casados, por primera vez no íbamos a ir de vacaciones en agosto a ningún lugar exótico. Yo ya había cumplido 31 años y mi época de juergas locas estaba quedando atrás, así que este verano iríamos a un pisito que mis suegros tienen en una playa cercana. Tuve que despertar a mi mujer cuando llegamos a la casa de mis suegros, siempre se quedaba dormida en el coche, aunque, como en esta ocasión, el viaje no durara más de dos horas. Subimos las maletas y mi suegra nos ofreció una espléndida cena. La charla fue agradable, tenía suerte con los padres de mi mujer, eran muy amables y atentos. A los postres mi suegra comentó que teníamos que recoger la mesa ya que teníamos que sacar la cama plegable que se encontraba en el comedor. Mi cabeza comenzó a tener una actividad frenética, esa cama plegable era sin duda para la hermana pequeña de mi mujer, mis suegros nos habían reservado la habitación pequeña y a mi cuñada la habían trasladado a la cama plegable. Aquellas vacaciones iban a ser mejores de lo que imaginaba. Mi cuñada era una preciosa muchacha de 24 años, con un cuerpo espectacular, no era la típica flaca, no, era una mujer de pelo y ojos negros, que además en estos días seguramente tendría la piel tostada por el sol, con unos pechos grandes redondos y que se le notaba que desafiaban las leyes de la gravedad, con un trasero tendiendo a grande, pero precioso. Sí, aquella ...
    ... semana iba a ser interesante. El cambio de cama hacía que no me pudiera dormir, así que salí al balcón contiguo al comedor para fumarme un cigarro, casi me lo había terminado cuando oí que se abría la puerta principal y se encendía la luz del comedor. Mi cuñada había llegado de una noche de juerga y no me había visto, se había ido al baño y no había podido verme, sin duda porque yo estaba en una zona oscura y en el rincón del balcón, pero ahora tenía que hacer algo, y rápido para que cuando volviera del baño pudiera verla cambiarse de ropa sin ser visto. Me apresuré a correr las cortinas del comedor y dejé una rendija suficiente para que me sirviera de mirador, la única oportunidad que tenía de descubrirme era que saliera al balcón, y ese riesgo hacía aquello más interesante, pero yo trataba de convencerme de que no iría al balcón. A los pocos segundos de encontrarme vigilando el comedor desde mi garita particular apareció mi cuñadita, estaba preciosa, sin duda había metido muchas horas en la playa tomando el sol, y la ceñida camiseta naranja que llevaba hacía que su moreno luciera más. Se quitó los jeans y noté como mi pene crecía y se endurecía como nunca cuando vi a mi cuñada con ese tanga azul celeste, era impresionante su culo, y mas impresionantes eran sus tetas, aunque no pude verlas, ya que cuando se sacó el sujetador quedó de espaldas y apagó la luz, pero por hoy había sido suficiente. Esperé diez minutos, crucé el comedor intentado adivinar a mi cuñada durmiendo solo ...
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