Hacer realidad una fantasía...
Fecha: 14/04/2019,
Categorías:
Voyerismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Yolanda y yo somos un matrimonio que nos compenetramos a la perfección en el terreno sexual; nos casamos hace cinco años y disfrutamos de unas condiciones económicas bastante aceptables, procurando siempre vivir lo mejor posible. Ella es una mujer de 32 años, muy bonita; un poco bajita -1,62 cm-, pero muy bien proporcionada, con tetas pequeñitas muy agradables y un culo excepcional. Cuando ella y yo follamos, muchas veces fantaseamos con la posibilidad de que otro hombre nos acompañe, follándose a Yolanda delante de mi; yo, pensando en ello, me corro enseguida; incluso a veces utilizamos un consolador, en sustitución de ese segundo pene que imaginamos, pero que no tenemos realmente. Cierto día ella me insinuó introducir un cambio en nuestras relaciones íntimas, incorporando a otra persona; es decir, hacer realidad nuestra fantasía. Le dije que no, indignado. Aunque pensé que si marchábamos bien en el terreno sexual, tarde o temprano terminaríamos cayendo en la monotonía, aceptando otras opciones. Quise mantenerme en mis trece, porque realmente me asustaba la idea. Sin embargo, al cabo del tiempo y de muchas conversaciones, terminé accediendo, y lo dejé todo en sus manos. Cuando llegó el día que yo tanto temía, Julio, un compañero de trabajo de mi mujer, fue invitado a nuestra casa; yo me encontraba escondido en el armario empotrado, desde donde iba a ser testigo que todo lo que allí ocurriera. Ella le dijo que estaba sola en casa; eso les permitiría encontrarse en una ...
... libertad total de movimientos. Cuando aparecieron en el dormitorio, mi mujer iba vestida solo con un sujetador y unas braguitas, calzada con zapatos de tacón. Lentamente se quitó el sujetador, dejando sus pechos al aire; después se bajó las bragas muy despacio, quedándose desnuda por completo, exhibiendo los maravillosos detalles de su hermoso cuerpo, en especial las deliciosas curvas de su precioso culito. Se abrazó a Julio diciéndole: - Tengo muchas ganas de conocerte íntimamente. En seguida le abrió la bragueta y le extrajo el pene, que comenzó a acariciar sin ningún reparo. De inmediato se abrazaron ambos y se dieron un beso en la boca con gran pasión, al que yo respondí con una tremenda erección, aunque me sentía bastante nervioso. Estaban abrazados y se besaban y se sobaban sus respectivos sexos. Sin dejar de besarla, él comenzó a sobarle las nalgas. En unos instantes vi a mi mujer echada sobre la cama boca arriba, completamente desnuda y con las piernas abiertas y elevadas, esperando las caricias de su nuevo amante. Él mostraba un pene muy desarrollado, acaso de mayores proporciones que el mio. Repentinamente, él comenzó a besarla por el cuello, descendiendo hasta llegar a sus tetas, chupandole los pezones con gran deleite. Después siguió bajando, sin dejar nada por besar, y no se detuvo hasta llegar al coño, que ya me imaginaba totalmente húmedo. Se entregó primero a observarlo detenidamente y después a olisquearlo, diciendo a continuación: - Que bonito es tu coño y que bien ...