Hacer realidad una fantasía...
Fecha: 14/04/2019,
Categorías:
Voyerismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... te huele a orina y a sudor, puta guarra. Inexplicablemente esas palabras hicieron que mi polla pegara un brinco. A continuación se entregó a comérselo; ella aprovechó para acariciarle el pene y los huevos, mientras él masturbaba su clítoris sirviéndose de la lengua. Ella empezó a suspirar y a gemir, cada vez más fuerte, presa de un profundo placer que, sin la menor duda, y si ella no lo impedía, la haría correrse a los pocos segundos igual que una loca. Sin detenerse él en la estimulación del punto más sensible de su coño, ella, a pesar de sentirse como extasiada, consiguió revolverse para llegar a la altura de su pene con la boca. Él lo tenía totalmente tieso y descapullado y mi mujer con un lento y preciso movimiento se lo introdujo en la boca para chuparlo casi con desesperación. Él lanzó un gemido de placer, porque le estaba proporcionando una mamada fenomenal, al igual que él estaba haciendo con ella. En cuanto advirtieron que no tardarían mucho en correrse, dejaron de chuparse y ella se tumbó boca arriba con los muslos bien abiertos para ofrecerle el coño. - Creo que quieres sentir mi polla dentro de tu coño, puta, marrana,... Sin esperar respuesta se echó encima del cuerpo de mi mujer y aprovechó esa posición para acercar el pene a su coño, y con un suave movimiento de riñones pude comprobar como toda su longitud pasaba por la entrada de su vagina, hasta que estuvieron totalmente acoplados. Al escuchar los gemidos de mi mujer, yo no pude soportar más la tensión y ...
... desabrochándome los botones de mi bragueta, me saqué la polla empezando a masturbarme muy despacio. Lentamente comenzó él los movimientos del coito y a los pocos segundos mi mujer comenzó a acusar los espasmos del orgasmo que llegaba de una forma lenta pero irresistible. Se corrió de una forma frenética, más feliz que nunca, diciendo algunas palabrotas que no logré entender totalmente. Luego él se separó de ella, pero sin correrse, con su pene completamente en erección, por lo que continuaron unidos, abrazados y besándose. Unas palabras pronunciadas por él en aquel momento, retumbaron en mi mente como un trueno, mezclándose en mi interior como un terrible torbellino de rabia y excitación: - ¿ Te gusta que te lo hagan por el culito? Ella, totalmente entregada, tuvo que admitir que si se lo hacían bien, le encantaba. Se dio la vuelta, tumbándose boca abajo, con los muslos semiabiertos y con el culito en pompa, totalmente ofrecida. Él se colocó detrás, separó un poco más las nalgas de mi mujer y se deleitó con el delicioso espectáculo de la visión de su precioso ano de color marrón. - ¡Que bonito ojete tienes,...! ¿Te gusta que te lo chupen, viciosa? - Me gusta mucho que me hagan eso,... dijo ella entre jadeos. Él se agacho, besando en primer lugar sus nalgas y oliendo después entre la raja que las separan. - Me gusta el olor tan peculiar y obsceno de tu sucio ojete,...dijo él, al tiempo que comenzaba a recorrer la raja del culo con la punta de su lengua. Mi mujer se estremeció ...