Hacer realidad una fantasía...
Fecha: 14/04/2019,
Categorías:
Voyerismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... cuando la lengua de Julio encontró el apretado agujerito anal y pude ver perfectamente como se adentraba en su interior como una verga en miniatura. - ¡Oh, Julio,... más,... chúpame más adentro,... que lengua más buena tienes, puto cabrón... quiero sentirla hasta el fondo de mi recto,... por favor, hazme cagar de placer,... ! Nunca pude imaginar que mi mujer pudiera comportarse de aquella manera. Ella, literalmente retorciéndose de un lado a otro de puro placer, se llevó la mano derecha al coño y con vicio empezó a juguetear en su interior, pajeándose torpemente su abultado clítoris. Julio se incorporó y se chupó el dedo índice de la mano derecha; una vez bien lubricado con saliva lo puso en la entrada del culo de Yolanda y lo fue introduciendo poco a poco hasta el fondo. - Venga Julio, métemela y dame bien por el culo, verás que estrecho es y el gusto que te dará... dijo mi mujer, mientras se acariciaba el clítoris. Julio lubricó su polla también con saliva y cuando terminó se la acercó al ojete y despacito le fue metiendo el capullo. La muy puta de mi mujer gritaba de dolor y de placer por la enculada mientras se hacía una paja. - ¡Como te siento dentro de mi culito,... voy a correrme contigo,... !-gritaba ella. Él se agarró a sus tetas y siguió follándola por el culo ...
... hasta que se corrieron con una terrible explosión de placer, ambos gimiendo y gritando y diciendo palabras incomprensibles. Ella se incorporó y se besaron de nuevo en la boca. - ¿Quieres que te la limpie con mi lengua, Julio?- dijo ella. - Oh, si,... eso me encantaría,... hazlo como una verdadera puta,...- dijo él. Mi mujer se inclinó y le dio un tierno chuponcito en el capullo, para después darle unas lamidas desde la base hasta la punta; pero no se detuvo ahí: le chupó también los testículos y, metiéndose debajo, le comió el culo mientras le sobaba suavemente el pene. Ante la visión de aquella imagen tan obscena, me quedé estupefacto y no me pude aguantar las ganas: me acaricié la polla frenéticamente y, como esa situación me estaba llevando a la cima del placer, no me detuve. Me corrí como un adolescente que no tiene control. Después de todo esto y con el mismo sigilo con el que habían entrado, se marcharon de la habitación. Cuando nos quedamos a solas, le dije que me contara todo lo que había sentido. Lo hizo estando los dos en la cama y al oír todo lo que yo ya había visto, pero con sus propias palabras y sus expresiones de placer, no pude aguantar de nuevo mi excitación, me subí encima de ella y le separé las piernas, pero cuando se la metí en el coño, me corrí enseguida.