1. Ricas, ricas vacaciones


    Fecha: 15/04/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... garganta. Lorena, que se había mantenido al margen durante toda la operación, se situó a mi espalda, y apoyando sus mullidas tetitas en mi espalda, me abrazó el pecho golosa. Acercando su carita a mi cuello, fue cubriéndome de besos los hombros. Asomándose al oído me susurró con voz de niña ñoña: "ahora soy yo la que estoy solita y abandonada, ¿no quieres venirte conmigo para hacerme cositas?". Saqué mi polla de la boca de Julia, y dándome la vuelta me enlacé en un beso con Lorena, que aprovechó para cogerme de la nuca con una mano y sacar glotonamente la lengua fuera de la boca hasta enlazarse con la mía. Su otra mano bajó hasta mi verga y comenzó a masajearla con suavidad. Lorena besaba con más dulzura y ternura que Julia. La mansedumbre de Lorena me cautivó, y con idéntico afecto me dispuse a ganármela para mi causa. Bajamos al suelo hasta quedar tumbados sobre el césped. Nuestros cuerpos se enlazaron, y yo me dediqué a sobar con cariño toda su anatomía, desde la suave piel de su cuello hasta los pies, dedicando especial atención a sus pezoncitos y a la deseable grieta de su sexo. Para entonces, Julia y Carlos habían cambiado de posición; montada sobre él, Julia cabalgaba sobre la polla de mi amigo. Su culo se levantaba hasta que surgía el glande de mi amigo para inmediatamente dejar caer todo el peso de su cuerpo sobre él y quedar completamente ensartada por el duro mástil, momento en que todo el cuerpo de Julia temblaba por la violencia de la acometida y sus pechos ...
    ... vibraban sensualmente entre las manos de Carlos. Así una y otra vez, entre los salvajes alaridos de ella y los roncos bramidos de Carlos, cuya desencajado rostro delataba la intensidad del placer que aquella hembra hambrienta estaba proporcionándole. Me sonreí pensando en cómo Carlos me había confesado las ganas que tenía de disfrutar del sexo con Julia; "quieres caldo, pues toma dos tazas", pensé. Los pies de Lorena comenzaron a acariciar mis piernas, mientras mis labios se deshacían atendiendo a su boca y a sus pechos. Lenta y suavemente, mis dedos se dedicaron a explorar su húmeda rajita, que se licuaba al contacto de mis caricias. Su respiración se agitaba con mis maniobras, hasta comenzar a emitir pequeños gemidos que delataban el gozo que recorría su cuerpo. Durante más de media hora me dediqué a calentar el cuerpo de Lorena. Quería hacerla disfrutar como nunca lo hubiese hecho, y para ello, tenía la intención de hacerla arder de deseo antes de perforarla con mi estaca. Recorrí todo su cuerpo con mis manos, con mis pies y con mi polla, que deslicé por su cara por sus labios y por su lengua; paseé el glande por su cuello, por sus tetas, dibujé sus pezones y recorrí su vientre. Mi verga peregrinó entre sus muslos y serpenteó por sus abiertos y sonrosados labios, que anhelantes por ser ensartados, palpitaban con vida propia. Lorena me besaba con ímpetu y sus manos, aferradas a mi trasero, apretaban con furor mi pelvis contra la suya en un intento desesperado por sentir mi verga ...
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