Ricas, ricas vacaciones
Fecha: 15/04/2019,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... busto. Julia me cazó un par de veces asomado a la intimidad de su escote, aunque no dijo nada, limitándose a sonreír halagada. Estábamos ya tomando el postre cuando noté cómo uno de sus pies descalzos iba deslizándose hacia arriba por mi pierna hasta acabar posándose sobre mi paquete, que inmediatamente acuso la caricia con una monumental erección. El pie de Julia se entretuvo varios minutos en mi bragueta, al tiempo que lamía la nata de una fresa con un gesto lujurioso que sólo yo podía interpretar, y que presagiaba una noche de locura y concupiscencia. Al salir del restaurante, los efectos de las cervezas y el vino se dejaban sentir entre todos, que desinhibidos y estimulados, reíamos y bromeábamos a voz en grito. Nos dirigimos a una terraza del paseo marítimo, donde enfrascados en animada charla tomamos un par de copas. El camarero se veía loco cada vez que venía a atendernos. El pobre se perdía ante el maravilloso espectáculo que ofrecían nuestras tres amigas, a cuál más sexy, no sabiendo si dirigir la mirada al pecho de Lorena, al de Sonia o a mi descarada amiga, que se divertía ahuecándose el escote y subiéndose la falda para poner nervioso al camarero y ya de paso a la mayoría de la concurrencia masculina de la terraza. Cuando se levantaron Julia y Lorena para ir al servicio, una pléyade de cuellos se giraron para disfrutar de su deliberado y lujurioso movimiento de caderas. Finalmente nos trasladamos a otro local que disponía de pista de baile, en las que las tres ...
... se hicieron notar desde el primer momento. Lorena demostró estar especialmente dotada para el pavoneo en la pista de baile, moviéndose con una sensualidad e impudicia que traía loco a todo el personal masculino. Varias veces se acercaron a intentar ligárselas algún grupito de machitos en celo, pero era evidente que estaban acostumbradas a espantar moscones, ya que consiguieron quitárselas de encima con facilidad. Tras un par de copas, nos animamos nosotros a acompañarlas en el baile. Ni Nando ni yo somos demasiado hábiles en este arte, pero nos defendimos como pudimos. Enseguida Lorena se plantó delante de mí, con unos contoneos de pecho y cadera que hubiesen calentado al más frío, y me animé a arrimarme a ella. Me coloqué a su espalda, Lorena echó un brazo hacia atrás hasta agarrarme la nuca, y mientras se dedicaba a incitarme arrimando su hermosos culo contra mí, fui deslizando una mano a lo largo de su brazo, hasta dibujar en una suave caricia el contorno de sus pechos antes de bajar hasta su vientre, que atraje hacia mí hasta clavar mi abultado paquete contra sus duras posaderas, así permanecimos durante algunos minutos, moviéndonos el uno contra el otro en un estimulante magreo al compás de la música. Bajé mi cabeza hasta propinarle un ligero beso en el hombro que le hizo estremecer ligeramente. Pude observar con agrado que sus deliciosos pezoncillo había respondido al estímulo, marcándose de manera más que evidente contra la tela de su camiseta. Entretanto pude observar ...