1. El sueño del trío en el tren


    Fecha: 30/10/2017, Categorías: Masturbación Autor: MilkyQueen, Fuente: SexoSinTabues

    ... saber que uno rozaba su verga en mí y el otro me ordeñaba al mismo tiempo. Al primer tipo parecía no importarle, incluso se calentó más y sentí que su pene se ponía más duro. El chico en mis tetas las chupeteaba, jugaba con los pezones y los mordía delicadamente, y me miraba con lujuria. Era tanto el placer que me invadía, que finalmente y entre jadeos le dije: -Ya, por favor, penétrame, no aguanto más, ¡hazme tu puta! El chico gordo se sonrió y soltó mis tetas, y tomó su verga caliente y sentí que con las manos ayudó a metérmela. Me dolió un poco por lo grande que estaba, pero la sentía apretando su tronco contra las paredes de mi útero. Como estaba muy lubricada, lo metía y sacaba rápidamente, haciéndome gozar como loca. Sentía que a cada penetración rozaba sus bolas contra mis labios y mi clítoris, y cada empujón me hacía acercarme al orgasmo. Ya que el otro sujeto había comenzado a penetrarme, el chico que jugaba con mis tetas no podía hacer lo mismo por la posición un poco complicada, por lo que se adueñó totalmente de mis pechos y los dominaba a su voluntad. Recargué mis manos contra la ventana para no caer por la sensación y el movimiento del tren, pero el chico me miró a los ojos y me dijo: -Ándale zorrita, frótale que esto no es gratis. Y señaló hacia su pene. No era tan grueso como el del chico gordo pero sí era más largo, lo suficiente como para que con una de mis manos alcanzara a pajearlo. Y así estábamos jugando los tres, uno me ordeñaba sin parar y yo lo ...
    ... pajeaba, mientras el otro empotraba su verga caliente dentro de mí. Finalmente sentí que ambos iban a terminar, y sus vergas empezaron a palpitar con más fuerza y ambos dieron un grito ahogado. Yo me corrí junto con ellos, y perdí la fuerza en mis piernas. Ellos seguían chorreando leche, y cayó en todo mi cuerpo debilitado. No sé cómo, pero nadie lo notó (la única explicación es que era la lógica de un sueño), y ahí terminó mi sueño. Unos minutos después desperté pues sentía que mi clítoris palpitaba, urgido por recrear esa escena y terminar de la misma manera, vejada y satisfecha al mismo tiempo. Miré al lado de mi cama, buscando a mi marido, y no estaba. Tres horas habían pasado ya y él aún no se despegaba del juego. Entonces opté por satisfacerme a mí misma, ya que mi propio cuerpo lo demandaba. Busqué mi vibrador mediano y comencé a rozarlo sobre mis labios, que ya estaban mojados. Ese sueño había sido tan real y placentero que me mojé en la vida real, y amanecí caliente como el infierno. Fue entonces que decidí terminar la historia de ese sueño. Lo encendí, y cuidando que mi marido no interrumpiera mi momento de placer, comencé a masturbarme. Rozaba el vibrador contra mis labios y parte de mi clítoris, y sentí el cosquilleo tibio en la punta de los dedos de mis pies. Comencé a mover mis caderas recordando el roce de aquel tipo asqueroso contra mis nalgas y simulé el mismo movimiento. Cerré mis ojos y apreté mis tetas con la mano recordando al tipo que comenzó a mamarlas. ...