Cris
Fecha: 06/05/2019,
Categorías:
Primera Vez
Autor: spanishguy1966, Fuente: xHamster
... estaba deleitándome con algo a lo que muchas de las mujeres con las que había estado, por no decir casi todas, siempre se habían opuesto, por tontos prejuicios u otros motivos. Sin embargo, Cristina posiblemente quería ante todo complacerme, al igual que yo a ella, dejando a un lado los prejuicios. Y al igual que a mí, a Cristina le gustaba el sexo, de eso no había ninguna duda. Yo estaba dispuesto a hacer todo lo que ella quisiera probar, o al menos casi todo. Estaba casi convencido de que ella pensaba lo mismo que yo.Continué follándole el trasero, ahora más rápidamente. Tanto Cristina como yo estábamos excitadísimos y no parábamos de gemir, suspirar o gruñir debido al placer que nos estaba proporcionando aquella nueva experiencia. El esfínter de Cris se había dilatado y relajado tanto que apenas me costaba metérsela, aunque sentía la deliciosa presión que sus músculos ejercían sobre mi cachonda polla. Mi amiga continuaba inclinada contra la pared con la pierna izquierda levantada y apoyada sobre el borde de la bañera, mientras yo la penetraba inclinado sobre ella, aferrando sus tetas. Aquello se estaba convirtiendo en un auténtico polvo salvaje y yo no iba a aguantar mucho más; bastante había aguantado ya. Entre jadeos y gemidos le avisé de mi inminente orgasmo y le pregunté dónde quería que me corriese. Me contestó que quería sentir mi leche sobre sus tetas. Entonces le saqué la polla del trasero y comencé a meneármela frenéticamente mientras Cristina se giraba y se ...
... sentaba en el borde de la bañera dónde había estado poco antes.Yo seguí pajeándome como un auténtico poseso hasta que anuncié que me iba a correr: En ese momento, Cris me pidió que le dejara seguir a ella. Accedí y le pase el testigo, que siguió agitando con su mano derecha a la vez que me sujetaba la cadera con la izquierda. No tardé mucho en rendirme ante el tremendo “pressing” que me estaba propinando mi joven pero aplicada amiga con su mano, y me corrí disparando mi tibia y blanca carga sobre su pecho. Ella, por su parte, contemplaba cómo la leche brotaba de mi polla, hasta que salió la última gota. Entonces, restregó con ambas manos los restos que colgaban de la punta de mi aún palpitante nabo, y a continuación hizo lo propio con lo que había caído sobre su pecho, esparciéndolo sobre sus tetas como si se tratase de una crema hidratante. Cuando terminó, volvió a agarrar mi miembro y le dio un beso en la punta. Me agaché para devolverle el beso y lo hice besándola primero en la frente y luego en los labios. La abracé y fui bajándola hasta el suelo de la bañera, tumbándome sobre ella.A pesar de que yo me había corrido, no quería dejar de disfrutar de mi joven y deliciosa amante, ni que ella tampoco lo hiciera. Sin dejar de abrazarla y besarla dulcemente volví a penetrarla. Tal vez un poco sorprendida, ya que los hom-bres - sobre todo los adultos - tienden a relajarse y a perder la erección en cuanto han eyaculado, Cristina me preguntó si no estaba cansado. Le respondí que aunque ...