Así empezó todo (III entrega).
Fecha: 11/05/2019,
Categorías:
Gays
Autor: cokcrin, Fuente: SexoSinTabues
... un minuto sacó su verga y escupió dentro de mi boca diciendo –Así perrita- Eso me descolocó, no me sentí cómodo con ese trato en ese instante, pero para entonces él se había convertido en mi macho, en mi dominador, yo instintivamente asumí mi nuevo rol con obediencia, sin cuestionarlo, ni conocer nada de ello en experiencias anteriores sexuales. Yo era demasiado inocente entonces, aunque empezaba a descubrir que lo que de verdad me gusta era estar sometido a un macho vergón. Siguió violando con fuerza mi boca, yo ya me encontraba absolutamente sometido al hermano de mi compañero de clase un macho que casi me doblaba en edad. Cuando pellizcaba mis pezones, estos se ponían duros. Me llamaba su puta, su perra. Escupía mi cara y me apretaba con fuerza del cuello, dejándome casi sin respiración. Yo me sentía en otro mundo y no sabía cómo terminaría todo, jamás nunca me había imaginado en una situación así, pero la verdad es que mi pequeño “pilín” estaba duro. Me gustaba, me excitaba sobremanera, estaba viviendo desde hacía poco como en una montaña rusa. Yo quería seguir a toda costa experimentando todo con ese macho de brazos definidos, de pectorales velludos prominentes, de barriga dura y abdominales marcados, que me trataba ...
... como una verdadera zorra. Después de bastante rato, mi garganta me dolía, estaba toda irritada, pero mi boca seguía abierta implorando que esa polla de macho de 20 cm, la polla más grande que había visto en mi vida, siguiera entrando en mi garganta. Note un cambio de ritmo en las embestidas de Raúl, su verga se hizo un poco más gruesa si cabe, sus cojones se contrajeron, y él gemía a plena satisfacción. No hacía falta ser un lince para saber que, a poco, Raúl se iba a correr, solo faltaba saber donde lo haría ese macho. No tuve que esperar mucho, empezó a gemir más fuerte y una riada de lefa caliente salió de su verga, pasando directamente a mi estómago. Cuando acabó, sacó su polla de mi garganta y simplemente dijo: límpiala, puto. Fue entonces cuando fui consciente del sabor de su semen y cuanto me gustaba. Le rebañe la polla, dejándola limpia como una patena. Ahora ya sabes a que sabe un chocho, el sábado te enseñara a que sabe una polla de macho, ahora vístete y te largas a casa y de esto ni una palabra a nadie, ¿entendido? Si Raúl le contesté sin mirarle, pero él pinzando con su mano mi cara me dijo: yo soy tu macho, cuando te dirijas a mi me dices señor y si hay gente delante puedes llamarme “jefe” que es más discreto.