Chantaje (IV): Un paso a lo prohibido
Fecha: 11/05/2019,
Categorías:
Incesto
Hetero
Autor: TKBDDOS, Fuente: CuentoRelatos
... estar más cómoda, y el autobús en penumbras, decidí ocupar los dos asientos de enseguida, me acosté y puse mi cabeza en las piernas de mi hermano, mientras él me acariciaba el cabello. Así pasaron unos cuantos minutos, Toño que me acariciaba el cabello y a mí que me recorría algo desde la cabeza a los pies, no sabía que era. Supongo que cuando se cansó de jugar con mi cabello, puso su mano izquierda en mi cadera, me pareció una sensación diferente a pesar de que cientos de veces nos habíamos abrazado y me había tomado de las caderas, era algo diferente, sentía su mano tibia y cada vez que el autobús tomaba una curva su mano se movía discretamente por mi cadera, eso era algo extraño pues teniendo todo a su más íntima disponibilidad no podía o tal vez le faltaba ese toque para que estallara como en la tarde. Esa sensación me gustó, así que seguí tarareado la canción y me giré hasta ponerme boca abajo, pero su mano quedó justo en mi culo, su mano tibia seguía recorriendo discretamente de la nalga izquierda a la derecha, a mí me gustaba eso, tanto que no dije nada, fingí que no me daba cuenta, que no sentía nada. Creí que me estaba portando como una cualquiera, al estar mojada con las caricias de mi hermano. Pero mi incertidumbre se terminó cuando sentí la enorme polla de mi hermano crecer sobre mi mejilla, un bulto enorme que amenazaba con romper el pantalón. De reojo pude ver como mi hermano tenía la mirada puesta en la ventanilla del camión, pero seguía magreandome y su polla ...
... seguía creciendo más y más. Ahí hasta atrás del autobús en penumbras, no me importaba que Antonio fuera mi hermano y que me estuviera tocando, estaba muy húmeda y quería más, vi a mi hermano, nuestros ojos se encontraron y no hizo falta más, por medio de los ojos le dije que me gustaba lo que me estaba haciendo y que quería más, y yo pude ver en sus ojos una clara señal de aceptación, no hubo necesidad de palabras, él se inclinó, apartó el cabello de mi cara y me beso muy tiernamente en los labios, muy despacio, mientras me acariciaba el rostro; de esos besos que te hacen sentir como si fueras la más hermosa de las mujeres. Al principio me sorprendió que me besara, pero no me importó que fuera mi hermano y que teníamos que respetar las leyes de la moral, la religión, no me importó nada. Me levanté del asiento, le pasé mis piernas por la espalda hasta que quedé sentada frente a él, como si mi hermano fuera una silla y yo me sentara de frente al respaldo. Ahora lo besé yo, un beso largo muy tierno, como si fuéramos novios desde hace mucho tiempo, pero después Toño empezó a meter su lengua en mi boca, a juguetear, a mordisquearme los labios suavemente, eso era la gloria nunca nadie me había besado así, mi hermano era un hombre que me tenía mojada a punto de correrme y claro que ya tenía su enorme verga tiesa y más que tenía contacto con mi concha porque traía una faldita muy corta y una tanga diminuta que estaba perdida entre mis jugos. Mientras nos besábamos mis manos bajaron ...