1. Mi vecino Germán


    Fecha: 12/05/2019, Categorías: No Consentido Anal Autor: fernandete, Fuente: CuentoRelatos

    ... no podemos dejarlo para el lunes. - Me haces esto y en nuestro aniversario!! – le repliqué. - Perdóname querida, espero reponértelo, ¿Te parece si lo posponemos para mañana domingo? Molesta y decepcionada puse el móvil sobre la mesa en modo silencio y tomé lo que quedaba de tinto en la botella hasta que la dejé vacía. Decidí irme a dormir, me sentía ya mareada, aunque la calentura no me disminuyó en lo absoluto jajajaja. Camino a la recámara recordé: ¡mi gata! Durante el día la gata se sale a los jardines de alrededor, pero en la noche la hago pasar, así que salí presurosa a buscarle. Afuera hacía frío y solo llevaba el vestidito que les mencioné, mis pezones de inmediato se erizaron y se notaban duros. En eso andaba con lo de la gata cuando me topé al vecino Germán que iba llegando a su casa de junto. Para que se den una idea es un hombre de 45 años aproximadamente, con brazos grandes y fuertes, tez clara y su pelo castaño que siempre lleva recortado tipo militar. De sus facciones resaltan sus ojos color almendra y su sonrisa pícara, su estatura andará en el metro ochenta, no está nada mal el tipo. Es propietario de la carnicería que está a tres cuadras de distancia, por cierto, siempre muy coqueto con su clientela femenina, más de una vez me soltó piropos. Según supe su esposa lo dejó hace dos años y es usual que meta a su casa mujeres jóvenes. En fin, el caso es que me saludó con las buenas noches y me miró de inmediato los pechos, seguro notó mis pezones. En eso se ...
    ... llegó mi gata corriendo a mis pies y me agaché a levantarle, dándole la espalda al vecino, como el vestido era corto (a medio muslo) nunca recordé que no llevaba bragas así que Germán se dio todo en espectáculo con mi depilado coñito. La gata no se dejó atrapar y corrió adentro de la casa antes de que pudiera sujetarle, corrí detrás de ella y me metí enseguida. Por las malditas prisas de andar persiguiendo a mi gata olvidé poner cerradura a la puerta principal. Una vez dentro tomé el móvil y decidí llamar al patán de mi marido. Mientras tanto allá afuera seguía Germán. No daba crédito a lo que sus ojos acababan de mirar, su polla quedó inquieta por aquella escena que seguía en su mente. Vio que el coche de mi marido no estaba y sigilosamente caminó hasta la entrada de mi casa, pegando su oreja en la puerta principal para poder oír lo que pasaba dentro. Escuchó como discutíamos por teléfono, estaba furiosa y por tanto vino le insulté al decirle que era un pedazo de bestia y que me iría a dormir. Apagué todas las luces de la casa, abrí mi habitación y caí rendida bocabajo sobre la cama como una tabla. El vecino esperó un par de minutos más y por inercia giró la perilla de la puerta principal de la casa solo para darse cuenta que efectivamente estaba sin cerradura, entró sigilosamente. De inmediato se percató que una pequeña luz parpadeaba sobre la mesa del comedor. Era mi móvil que tenía mensajes de texto de mi esposo, los cuales el vecino revisó y leyó, enterándose que mi marido ...
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