1. HABITACIÓN 103 –almas gemelas-


    Fecha: 19/05/2019, Categorías: Fantasías Eróticas Autor: teomiranda, Fuente: RelatosEróticos

    ... separaba no era tan pequeña, que quizás las luces tenues del local le habían engañado, se le estaba haciendo demasiado largo el recorrido, demasiado tiempo en el camino de conocer su voz, de oler su aliento aun disimulado por el trago, era inexplicable el deseo que sentía de sentir, de oír, de oler; incluso llegó a pensar que además de tener que usar lentes para ver bien de cerca, ahora debería de hacerse unos para ver bien de lejos, no le había parecido tanta la distancia entre ellos cuando la escrutaba desde su silla. Dos manos se posaron sobre los hombros de ella casi desnudos hasta la mitad; pudo notar perfectamente unas manos grandes, fuertes, calientes, algo sudorosas pero agradables; desde su garganta y sin control se escaparon dos palabras,por fin!, audibles no sólo para ella y, hasta sus oídos llegaron perfectamente audibles, como un eco de las suyas, otras dos palabras,por fin!, que no, no eran un eco, habían sonado roncas desde los labios de él, estaba segura. Los labios de él lo traicionaron y dejaron ir más allá de ellos dos palabras,por fin!, que fueron devueltas casi al unísono por un eco más agudo, más femenino. Por segundos eternos, ninguno de los dos dijo nada más, solo se limitaron a sonreír sin ni siquiera mirarse de frente, él a la espalda de ella y ella delante de él solo se veían de manera difusa en los espejos biselados del interior de la barra del local. CAPITULO VI De camino, lo hicieron caminando despacio, casi sin dirigirse la mirada, solo se ...
    ... comunicaron con alguna sonrisa nerviosa. Hasta ahora ni sus nombres conocían, aun no se habían presentado formalmente; en el local, él se limitó a poner un billete de cincuenta sobre el mostrador, hacerle una seña con los ojos a la camarera para que ésta retirara el billete y, cuando venía de vuelta con el cambio, otro gesto le indicó que todo estaba bien así. Una pequeña caricia en el brazo derecho de ella fue suficiente para hacerle entender que debía seguirle. Se levantó, o mejor dicho, se bajo de su asiento con tranquilidad y parsimonia y, mientras él daba sus primeros pasos en dirección a la puerta del local, trato con un gesto de oscilación de sus piernas de recomponer a su estado más o menos habitual su sexo que aún notaba húmedo. Aceleró sus pasos, dando pasitos rápidos, para no perderle tras esa puerta que él ahora estaba sujetando para darle paso. La sonrió con un gesto tranquilo, dándole a entender que estaba dispuesto a esperar una eternidad si fuese necesario, pero que de allí no se iría sin ella. Caminando despacio, bajo una luna caliente de madrugada recién estrenada, notaba como su pene estaba por saltar al exterior, algo en esa mujer le ponía en ese estado. No se atrevía a hacer ningún comentario, ni se atrevía a brindarle su brazo para que ella no tuviera que caminar con pasos rápidos para no perderle, aunque tenía la sensación que con esas sandalias ella iría al suelo en cualquier momento. Al pisar una de las piedras sueltas de la calle trastabilló, entonces sí, ...
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