HABITACIÓN 103 –almas gemelas-
Fecha: 19/05/2019,
Categorías:
Fantasías Eróticas
Autor: teomiranda, Fuente: RelatosEróticos
... se puso en el lugar de ella y le brindó por fin su brazo para que caminara más segura. Caminando aún con pasitos rápidos para poder mantenerse a su lado y cuidando mucho donde ponía sus pies, se preguntaba si él no se había dado cuenta de que calzaba sandalias con tacones, que la calle no estaba afirmada y que podría tropezar en cualquier momento y en un traspié caer. Se preguntaba por qué no le ofrecía su brazo para darle mayor seguridad. Se arrepintió de haberse calzado esas sandalias pero sentía que le quedaban tan lindas que, merecía la pena tal sacrificio. Se percató que él le estaba ofreciendo su brazo derecho, doblado por el codo y despegado de su cintura, para que ella se asiera y, lo hizo. Caminaron apenas media cuadra más y advirtió que su caminar ahora era un tanto tosco, menos delicado, se detuvo y sin decir palabra, se agachó ante ella y la invitó con un gesto a recoger primero su pierna izquierda, sacando su sandalia y limpiándola de arena, luego, tomó su pie e hizo lo mismo, pasando la palma de su mano por la planta y sus dedos entre los dedos del pie de ella. La luz de esa luna caliente de madrugada, le devolvió la imagen de cómo su pantalón ceñido dibujaba perfectamente sus labios vaginales y pensó, o no lleva bragas, o está muy depilada, que maravillosa oportunidad no voy a perderme. Luego repitió la misma operación con el pie derecho. Si su sexo estaba poco a poco volviendo a su estado normal, ahora con ese hombre casi arrodillado ante ella, sobándole con ...
... tanta ternura sus pies, su sexo se reveló y comenzó a emanar dulces fluidos que de seguro estaban empapando sus bragas y hasta el pantalón que llevaba bien ceñido; tuvo que asirse del hombro de él para no caer, y no solo por el equilibrio de su pierna recogida, sino también porque le flaquearon las fuerzas al sentir esa ola de placer en su sexo. Temió que ella se diera cuenta de su excitación, al sacar su pie izquierdo de la sandalia y tomarlo por los dedos para poder limpiarlo de arena, su pene parecía querer romper el pantalón, comenzó a crecer a lo largo de su pierna, por la pernera del pantalón se podía apreciar un bulto difícil de esconder, la tela liviana para poder soportar el calor de este rincón del país, no era suficiente para poder soportar la tremenda erección que estaba teniendo. Menos mal, pensó, que la iluminación de la calle es escasa, pero la luz de esa luna caliente de madrugada le estaba delatando. Cuando ella se asió de su hombro para no caer ante el flaqueo de sus piernas, instintivamente lo miro de abajo a arriba y deteniéndose en la pierna que menos doblada tenía, la derecha, pudo apreciar algo que la lleno de temor, orgullo de sí misma, secreta alegría y expectativa a la vez, ese hombre tenía una erección perfectamente visible a través de su pantalón de tela liviana; a su entender, debía ser el doble de largo y grueso que el único que hasta ahora había probado. Por ello y por las caricias que estaba recibiendo en sus pies es que su sexo no pudo sino ...