1. Camino compartido 1


    Fecha: 24/05/2019, Categorías: Gays Autor: juanitocaminador, Fuente: SexoSinTabues

    ... el sexo juntos y desarrollando sus zonas erógenas. Ale había desarrollado sensaciones en su esfínter que eran tan intensas como las que sentía en su pija. A José le había gustado desde la primera vez que Ale se lo cogió, pero con el desarrollo se había convertido en una fábrica de leche: a veces a un polvo de Ale, respondía con 3 ó 4, podía estar una hora rompiéndole el culo a Ale, que quedaba de cama, con las piernas flojas y chorreando leche por el agujero abierto como lata de durazno. Entonces José lo correspondía con unos suaves masajes en la espalda y los muslos y finalizaba con una mamada para sacarle un segundo polvo con la boca. Pero con los 14 llegó la conciencia, el darse cuenta que sus amigos iban pensando en noviecitas y ellos no, que a veces debían controlarse en las duchas del club porque si José estaba duchándose cerca, a Ale, calentón como era, se le paraba, y una pija dura en una ducha con media docena de machos es signo unívoco de homosexualidad. Se dieron cuenta que los únicos en el club que se miraban el culito y quebraban la cadera para ponerlo en pompis frente al espejo eran ellos y que tarde o temprano sus amigos, o peor aún su familia se darían cuenta que eran putos. Hablaron mucho, decidieron varias veces dejar de cogerse, y luego de cada decisión hacían la "despedida" y se cogían furiosamente por última vez, pero no duraban, y a los 15 días, alguno de los dos decía "che, no aguanto, vamos?". Que hacer entonces? seguir siendo putos o cortarla y ...
    ... tratar de ser "normales, como los demás"? La respuesta llegó una noche. Un 9 de diciembre. La familia entera se había ido a una fiesta de casamiento. Ellos, adolescentes, para quedarse solos en la casa, convencieron a los padres que se iban a aburrir en esa fiesta de viejos. Y se fueron a la cama, como no podía ser de otra manera. La noche estaba fresca y las sábanas los recibieron frías. Esa tarde habían decidido dejarse de joder y cortarla definitivamente, así que la cama de los padres de Ale debía ser el marco de la despedida definitiva. Los dos estaban tristes, porque sentía que esta vez, de verdad iba en serio, pero el rito debía consumarse. Ale hizo algo nuevo, quería estar tan cerca del culito de José como pudiera, de ese culito que ya nunca más sería suyo. Lo hizo poner boca abajo, le besó cada centímetro de las nalguitas blancas, y le dio media docena de besitos al lunarcito de la nalga derecha, pero luego abrió sus nalgas y por primera vez su lengua fue al esfinter de su amigo, lo lamió, lo besó, introdujo la punta de su lengua en ese agujerito dilatado por esos 4 años de maravilloso sexo, hasta que escuchó el susurro de José que le pedía: Ale, por favor cogeme! Se la puso despacito, suavemente, hasta sentir el calor de las nalgas de José en su vientre y así despacito le dio un mete saca sentido. José lloraba en silencio. A él le costaba no hacerlo, pero no podía seguir simplemente cogiéndolo. Se la sacó y lo dio vuelta, por primera vez en su vida sus labios buscaron los ...
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