Siempre (parte 1)
Fecha: 28/05/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues
... mis nalgas. Esperé expectante lo que sucedería a continuación. Me sorprendí cuando algo gordo y baboso, hacía presión en mi ano. Su tacto contra mi carne me erizaba la piel, pues desprendía un delicioso calor. Entre mis piernas sentía unas cosquillas provenientes, seguramente, de los pelos de sus testículos. A duras penas me giré, y alcancé a ver parte de la base de su pene, que se perdía entre mis turgentes nalgas. Pronto dejó caer su cuerpo, y la cabeza de su pene comenzó a hacer una presión más fuerte contra mi ano, pero éste aun no cedía. Al no ceder, empecé a sentir un fuerte dolor. Marcelo lo notó y dejó de empujar. -Calma, Cristóbal. - me susurró en mi oreja. - Relájate, ya verás que rico se siente después. -Pero me duele. - repliqué. -Lo haré más lento, pero te prometo que después te gustará. Confía en mí. Asentí, y al instante escuché que escupía en el espacio entre mi ano y su pene. Esta vez se soltó un poco más, y precedió a besarme la espalda y el cuello, susurrando cosas para mantenerme calmado. Volvió a presionar y su pene comenzó a abrirse paso entre mi carne. Me tensé cuando el dolor cruzó mi culo. Marcelo se detuvo al instante y dejó que me recuperara. Mi cerebro me decía que detuviera todo, pero había algo que me decía que continuara. Esperó unos segundos, y retomó la penetración. Cuando su glande estuvo completamente dentro de mí, volvió a tomar una pausa. Yo respiraba de forma agitada y entre cortada, e intentaba no contraer mi ano, aunque mis espasmos ...
... eran involuntarios. Marcelo temblaba con cada uno de ellos. Su pene lentamente fue absorbido por mi culo, y poco a poco fue ganando terreno. Mi recto lo sentía muy tenso y el ardor era insistente. Cuando mi ano se contraía, podía sentir todo el largo de su duro mástil. Me quejé cuando su glande tocó fondo, y un agudo dolor punzó en mi vientre. Las lágrimas bajaron por mi rostro e impactaron contra las sabanas de la cama. Aun así, no me decidía a terminar esto. Marcelo estaba sobre mí, y el calor de su cuerpo me causaba gratas sensaciones. Muy despacio, empezó a retirar su miembro, y antes de sacar su glande, volvió a introducirlo completo. Cada movimiento que hacía, causaba diversas sensaciones dentro de mí. Tanto placer, como dolor. Su verga la sentía punzando en mi vientre, y entre cada pulsación de dolor, venía una extraña pero deliciosa sensación. Cuando las embestidas fueron en aumento, el impacto entre su glande y mi próstata, causaban corrientes de placer en mi pene y una extraña corriente. La corriente era similar a cuando uno tiene unas inmensas ganas de orinar, y va liberando el chorro lentamente. Es por eso que con cada penetración, me provocaba ganas de orinar, aunque no era precisamente eso lo que quería. De todas formas, me encantaba. Al cabo de unos minutos, el dolor disminuyó, pero fue intensificándose cuando Marcelo comenzó a taladrarme con mayor velocidad. Mi tío me decía entre gemidos, lo estrecho y caliente que tenía mi culo, y que en cualquier minuto se ...