La tercera noche
Fecha: 28/05/2019,
Categorías:
Gays
Autor: juanitocaminador, Fuente: SexoSinTabues
... de su virilidad quedara sin probar ese culito que por meses y meses se le había negado. Quería ponerme patitas al hombro pero no quise, me acosté entonces con el culo al borde de la cama y me sostuve las piernas. Él, parado, me la clavó de nuevo, esta vez sí, me la enterró hasta la raíz, y feliz llevaba mi mano a esa maravillosa unión de su cuerpo y el mío para que viera que me la habia comido toda. Cada mete y saca me hacía pegar un grito, no de placer sino de dolor punzante en el sitio de la hemorroide y me daba mucha rabia porque el resto de mi esfinter no me dolia y no sentía ninguna sensación desagradable. Comenzamos a probar posturas para encontrar alguna donde no sintiera dolor. Me paré y apoyé mi brazos sobre el respaldo de una silla y mi amor parado me la daba por atrás, luego hicimos perrito pero siempre con dolor. Allí recordé una fantasía que tenías desde la adolescencia y, con lo abierto que estaba, seguro iba a poder cumplirla: lo hice sentar en el borde de la cama, me paré de espaldas delante de él, le tomé la pija con una mano, la guié a mi agujerito y me fui sentando despacito hasta que su pelvis se apretó a mis nalgas, me quedé quieto hasta que el dolor pasara y le empecé a hacer un mete y saca con mi culito muy despacito, doloroso pero que resultaba rico cuando llegaba a su pelvis, lo tomaba con mis manos de su cadera y me apretaba fuerte contra él. Ésta fue la primera sensación agradable que me dió esa cogida. Seguí un poquito más con el mete saca suave ...
... controlado por mi pelvis, pero el calentoncito de mi amor comenzó a acompañar con pujadas violentas de su cadera que volvieron a arrancarme gritos de dolor por mi molesta hemorroide. Como tener el control me hacia sentir mas tranquilo, le dije que se pusiera boca arriba en la cama que me lo iba a montar. Obediente mi amor se acostó en el centro de la cama con su pija dura y erguida, recta, perfecta. Se la volví a lubricar, acomodé mis rodillas a los costados de su cuerpo y tomando su belleza con la mano busqué el lugar y me fui sentando con dolor, cuando ya mis nalgas quedaron apoyadas sobre su pelvis, lo miré, estaba feliz, ansioso, me decia que no tuviera miedo, que todo iba a salir bien, que esta vez no me sangraría. Hasta ese momento yo estaba viviendo esa penetración como un sacrificio hecho por amor y no como sexo placentero. Comencé el mete y saca despacito, pero mi amor, cada vez mas excitado, comenzó con sus caderazos y yo comencé nuevamente a sufrir. Con bastante molestia le dije que parara y él, con dulzura, me dijo "ya mi amor" y se quedó quietito dejándome hacer a mi. Recomencé el mete y saca despacito inclinando mi cuerpo en distintas posiciones hasta que al fin encontré el lugar justo: llevando mi cuerpo hacia adelante, de manera que la pija de mi amor me entrara si no horizontal, con un ángulo pequeño, no sentía dolor. Una gran felicidad me invadió, ahora sí mi amor me iba a coger. Pude aumentar la fuerza del mete y saca y cabalgar la verga de mi amor como toda ...