La tercera noche
Fecha: 28/05/2019,
Categorías:
Gays
Autor: juanitocaminador, Fuente: SexoSinTabues
A veces el rol cambia El no sabía que yo venía preparandome mentalmente desde el último encuentro, ni que venía cuidándome para que mis hemorroides estuvieran lo más tranquilas posibles. Ibamos a pasar 5 noches juntos y los dos sabíamos que tarde o temprano pasaría. Esa primera noche, como siempre, él fue todo mujer, me sedujo con su tanga roja y sus medias negras, con su cola increíblemente bella, con sus besos apasionados y sus mamadas suaves y largas. Le hice el amor con la desesperación de la larga ausencia y fuimos uno y sentimos vibrar nuestros cuerpos y nuestros corazones. Mi semen llenó su culito, pero mucho más llenamos nuestros corazones del amor mutuo. Al final, extenuados, dormimos abrazados y felices de estar de nuevo juntos. La segunda noche nos encontró cansados por el trabajo del día y por lo poco que dormimos la primera. De nuevo fue mi mujer con la tanga que mejor le queda y de nuevo hicimos el amor. Luego la paz, la charla tranquila, los mimos, las risas, las caricias, y de a poco, su cuerpito joven fue excitándose y buscando otra dosis de lechecita para su culito. Pero el cansancio en mi añosa espalda pesaba y necesitaba algo fuerte para poner duro mi palito. Fui entonces a nuestra cajita secreta, a nuestro kit, allí donde mi nene lindo guarda su ropita especial y el lubricante y..., y eso, ese consolador de gel rojo de 18x4 con ventosa en la base, que prácticamente no habíamos usado aún. Lo acosté boca abajo y corriéndole el hilo de la tanga celeste ...
... comencé a hacerle lo que sé es lo que más le gusta: chuparle el culito, morderles despacito las nalguitas, pasar mi lengua por su esfínter, metérsela dentro, lamerle el agujerito de arriba a abajo. Su respuesta fue inmediata, sus quejidos de placer, su dilatación. Mi saliva se perdía dentro de su agujerito abierto y con cada nueva pujada de mi lengua en su canalito tibio le arrancaba un nuevo quejido de placer. Ya estaba preparado. Le quité la tanguita y con mis dedos puse un poquito de lubricante en su agujerito, no hacía falta mucho porque mi lengua y su deseo ya habían transformado su culito en conchita de hombre. Lubriqué bien el consolador, me daba un poco de miedo el juguete, lo veía inmenso, grueso y largo, con su glande perfecto, su tronco grueso y que en la base se ampliaba a unos buenos 5 o más cm. No quería que le doliera. Le apoyé la punta en el culito y casi sin esfuerzo fue entrando, no había resistencia en su esfinter y podría haberlo clavado de una, pero mi dulce nene me pedía que fuera despacio ya que algo le dolía. Así, de a poquito entró todo en él. dejando sólo fuera la parte gruesa de la base. Su rostro se fue distendiendo y relajándose y comencé a bombearlo cortito y despacio con el consolador mientras le decía palabras dulces y él me contestaba entre quejidos suaves de placer. En instantes el juguete cumplió con su misión, mi verga estaba durísima, así que le saqué despacito el juguete, me puse entre sus piernas, apoyé mi glande en su entrada y deslicé toda ...