La tercera noche
Fecha: 28/05/2019,
Categorías:
Gays
Autor: juanitocaminador, Fuente: SexoSinTabues
... mi verga dentro de su culito, mojadito, suave, tibio. La fiesta del amor y del sexo nos unió nuevamente y mientras mi pene exploraba su interior, mis brazos rodeaban su pecho, apoyaba mis mejillas en las suyas y nos besábamos y entre quejidos nos decíamos eso tan profundo que sentimos, hasta mi estallido final en su interior y el oasis de paz sobre su espalda. El tercer día, mientras almorzábamos algo apurados en la kitchinette de la habitación, me comentó que por la noche quería devolverme la atención y chuparme el culito y ponerme sus deditos y sólo eso, para jugar con mi agujerito. Por dentro yo sonreía porque sabía que no terminaría allí la cosa y que su parte activa, reprimida por amor, iba a aflorar y yo estaba mentalmente preparado para eso. Antes de salir a mis ocupaciones de la tarde, me abrió la bragueta del pantalón y me dió una riquísima mamada de verga arrodillado en el piso. Fue difícil salir a trabajar sin romperle el culo, pero no había tiempo. Pero a la noche, antes de la cena, fue mio nuevamente y salimos a buscar un restaurante con su pancita llena de leche, su culito satisfecho, su sonrisa de felicidad y la mia. Cenamos tranquilos y ya caminando para el hotel me volvió a recordar que me quería poner los deditos. No le contesté. Llegamos, nos besamos con ese furor que no se extingue jamás. Yo me desnudé y él se puso su tanguita, nos miramos en el espejo abrazados, se notaba que disfrutaba de la lencería, inclinaba la cola para atrás y se miraba y sonreía ...
... orgulloso y yo recordaba todas las peleas y los nooo, y los enojos por mi insistencia en que usara lencería. Esa belleza de cola merecía la sensualidad de una tanga y de a poco se fue animando y lo fue descubriendo y ahora ya las tangas y otras cositas eran parte de nuestro kit. Lo llevé a la cama y le chupé el culito largamente corriéndole el hilo de la tanga. Entonces le dije, "ahora me toca a mi", me acosté en el centro de la cama boca arriba y separé mis piernas. En seguida entendió y con una sonrisa de macho caliente, que delataba sus ganas de partirme al medio, me tomó de las piernas, las levantó y llevó su lengua a mi agujerito. Comencé a sentir su lengua subiendo, bajando y entrando en mi ortito. Como en otras oportunidades, no sentí nada en particular, ni placer ni molestia. Luego, me dijo que ya quería meterme sus dedos. Me puse boca abajo en la cama y traté de relajarme. Le pedí que se pusiera mucho lubrifist en el dedo y eso hizo. Su índice entró sin problemas pero cuando lo sacaba la sensación era muy fea, sentía que lo que salía no era el dedo sino mis excrementos. Le pedí que me lo dejara quieto y apretado a fondo, luego de un rato comenzó a sacarlo y meterlo cortito y así la sensación fea fue desapareciendo y mi culito se acostumbró a su nuevo inquilino. Le dije entonces que empezara con dos, me sacó el índice, se puso bastante lubrifist en indice y mayor y me los fue metiendo. Apareció el dolor, pero no era dolor en el esfinter por la dilatación, el músculo se ...