La tercera noche
Fecha: 28/05/2019,
Categorías:
Gays
Autor: juanitocaminador, Fuente: SexoSinTabues
... acomodaba perfectamente a los dos dedos, era la hemorroide que dolia, un dolor agudo que yo sentía en un punto, en una zona, mientras el resto del esfinter recibia sin dolor los dos dedos, le pedí que me pusiera más lubrifist y con eso ya pudo girar sus dedos en mi interior sin problemas. Levanté mi cabeza y lo miré, nuestras miradas se cruzaron y creo que al unísono dijimos "el consolador?". En segundos ya estaba en sus manos, el muy picaro me lo arrimó a la boca para que lo besara y chupara un poquito como si fuera una verga de verdad, jeje y creo que eso fue muy erótico para los dos, ya que los dos comenzamos desesperados a lamer el juguete como si fuera helado de chocolate. Apoyé nuevamente mi mejilla sobre la almohada, le di mil recomendaciones sobre el lubricante, respiré hondo y traté de relajar mi agujerito. El amigazo comenzó a entrar, allí sí, mi esfinter me comenzó a arder por la dilatación provocada por el juguete, como si una brasa caliente estuviera entrando en mi culo, pero dentro de todo, era soportable. Pero luego comenzó la hemorroide, cada pujón me arrancaba un grito, cuando paraba el dolor desparecía. -Sácamelo-, le pedí, -hay sangre?-, le pregunté, - no amor, tranquilo, sale limpio-, - comienza de nuevo entonces!-. En pocos segundos de dolor intenso, escuché su voz de asombro diciéndome -amor, lo tienes todo adentro, en serio!-, y llevó mi mano al juguete. Era verdad, los 18 cm estaban completamente dentro mio!, mi culo sentia una rara sensación de ...
... discomfort, pero no me dolía, yo mismo no cabía en mi asombro, tenía un consolador de 18 cm metido completamente en el culo!!! El muy bruto, haciéndose el machote me dijo -y te lo vas a comer todo- y me empujó la parte final engrosada del juguete y me llevó la mano para comprobarlo, sólo la ventosa del consolador estaba fuera de mi culo, esa parta gruesa final habia entrado. Entonces más por miedo que por dolor le pedí que me lo sacara de inmediato y me dijera si había salido con sangre y si tenía sangre en el esfinter, por suerte, seguía todo bien. Ya no había excusas, su pene no era ni tan largo ni tan grueso. Nuevamente le pedí que me llenara el agujero de lubrifist y que se empapara la pija con el lubricante. Me quedé boca abajo, expectante, esperando esa pija que casi podríamos decir, me desvirgaría el culo. Mi amorcito se quitó la tanguita de mujer que aún tenía puesta y la revoleó por el aire, acomodó el glande en mi entrada, apoyó sus manos en la cama, y me la clavó sin esfuerzo. Dolor, disconfort, pero la pija de mi amor dentro de mí. Le pedí que me la dejara quieta y así se fue acostumbrando mi esfinter. Comenzó suavecito el mete y saca pero cada vez que su palito se movía, mi hemorroide me arrancaba un grito de dolor; decidí aguantar. Mi amor ya se había olvidado de su intención de deditos solamente y quería al fin darme con todo. Como soy bastante culoncito, en posición boca abajo una buena parte de su pija quedaba fuera y mi dulce amor quería que ni un solo milimetro ...