1. La pequeña diosa del sexo


    Fecha: 30/05/2019, Categorías: Hetero Autor: leo.leoncio, Fuente: SexoSinTabues

    ... tan fuerte que hundía sus mejillas, produciendo unos ricos “pops” cuando se lo sacaba de la boca. Mordisqueaba las cabezas (0) raspándonos con sus dientecitos, cosa que nos provocó un desesperante e intenso placer. Nos estaba devorando, golosamente, gimiendo mimosa. Finalmente, volvió a mirarnos, ésta vez de forma dominante y calentona, frunció el ceño, pasó toda su lengüita por nuestras carnes y con un tono juguetón, infantil y calentón, nos preguntó: _” ¿Les gusta como chupo,… pa-pi-tos?”, y lanzando un fuerte y largo gemido, se lanzó a tragarse por completo ambos glandes, los sacó de su boquita bañaba en saliva, su carita estaba muy roja, su frente perlada de sudor y su pelo alrededor de la cara estaba algo mojado. Fue la cara más erótica que he visto en mi vida. Casi eyaculo en ese momento. Juan y yo quedamos impactados por la actitud de ésta niña de apenas 10 años. Hilda volvió a chupar, ésta vez decidida a terminar la labor. Comenzó a chuparnos por turnos, nos daba fuertes chupones, soltaba uno y tomaba el otro. Lo metía dentro de su boca, lo mordisqueaba despacito, lo forzaba contra sus mejillas, lo tragaba todo lo que podía, abría el glande y metía la lengüita dentro de la uretra, se lo pasaba por toda su carita, el cuello y sus tetillas, sonreía, reía, gemía, se quejaba, se mordía los labios, nos miraba enojada y excitada a la vez, y volvía a atacarnos. Sus manitos pajeaban con energía ambos pedazos, su lengua se paseaba entre nuestros testículos, algunas veces una ...
    ... de sus manitos bajaba hasta su vaginita y la estrujaba con rabia, levantando exageradamente el labio superior, mientras que (5) se mordía furiosamente, el labio inferior. Si tuve alguna sospecha de que la niña fingía su placer, ese acto la disipó por completo. A Hilda le gustaba el sexo, lo practicaba con regularidad y lo expresaba con toda libertad. Era una puta, hecha y derecha, que había nacido el cuerpo de una niñita de apenas 10 años. Lógicamente, no duramos mucho tiempo aguantando la sorprendente doble chupada de Hilda. Juan se corrió, sin avisar y con un grito, sobre la cara de la niña, tomándola por sorpresa. Un grueso chorro entró en su ojito izquierdo, incomodándola. No se enojó, sólo se rió y dijo que siempre le pasaba, que no entendía porque los hombres se corrían en su ojo, en vez de hacerlo en su boquita. Hilda se levantó y fue al baño a lavar su carita. Yo, riendo, le saqué en cara a Juan, que siendo tan apuesto, bien dotado y bueno para la cama (como el mismo se pregonaba) se hubiese corrido tan pronto. El gruñó algo en tono ofendido. La niña volvió, con un admirable buen humor. Al ver el fláccido pene de Juan, se rió diciéndole “precoz”. Eso de verdad lo puso de mal humor y se fue a la cocina a beber algo. Quedamos solitos la niña y yo. Ella al ver mi pene brillante por su babita, palpitante y aún tieso, se me acercó a saltitos, lo agarró con una manito y lo estrujó con fuerza. Después se arrodilló ante mí. _”Tu aún estás bien durito… eres el primero que ha ...
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