La pequeña diosa del sexo
Fecha: 30/05/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: leo.leoncio, Fuente: SexoSinTabues
... y lo dejó caer lenta e incesantemente, comiéndose cerca de la mitad de mi pene. Sentí como si unas tenazas ardientes atraparon mi pedazo y lo estrujaron. Hilda fruncía el ceño, cerraba los ojos, se mordía los labios, sudaba, gemía bajito, me cabalgaba concentrada en su labor, el sonido del roce de nuestros sexos que chapoteaban entre sí, el olor a sudor y a vagina dominaban la habitación, sentía que se me derretían los huesos y que mis piernas perdían fuerzas … no lo podía creer … me estaba haciendo sufrir una niña de 10 años Yo aguantaba mi eyaculación hasta que llegué a ese punto en que mi pene perdió toda sensibilidad y escapó a mi control. Y ocurrió un milagro. _”ahm, ahm, mh, mh…MH,MH,MH… que rico…que rico …QUE RICOOOOOOHHHHHH”, gritó la niña mientras comenzaba a perder el ritmo y la coordinación de sus caderas. Sus espasmos la dominaban, de su boquita se le salía un hilillo de saliva, su pelito estaba mojado, su piel hervía. Finalmente, lanzó un largo y ronco gemido, se sentó con la espalda bien derecha sobre mi pene, y después se dejó caer hacia atrás. Mi pene se salió de su sexo con un sonoro “pops”, mientras Hilda se revolcaba sobre el suelo, apretándose la conchita con sus gruesos muslos, su cuerpo contraído en espasmos y en posición fetal. Yo estaba feliz. Había ganado. Pasaron unos minutos hasta que Hilda se recuperó, se me quedó mirando entre molesta y divertida y gateó hasta ponerse sobre mí, cara a cara. Su mirada lo decía todo _”No se vale así … lo tienes ...
... grande, duro y bien rico… asi no es justo… pero ganaste…”, me dijo jadeante, me dio un baboso beso francés, bajó hasta mi pene duro y se vengó. Fue una venganza terrible. Agarró mi pene con una mano, tomó su largo cabello lacio, lo amarró a la base y lo ahorcó con un fuerte nudo. Escupió sobre el tronco una y otra vez, hasta bañarlo por completo, se engarfió de él con ambas manitos, masajeándolo, arañándolo, apretándolo… y… finalmente, se le echó a la boca. Me la chupó como NADIE ANTES LO HABÍA HECHO. De su boquita emanaba saliva sin cesar, sorbía ruidosamente, me raspaba la punta con sus dientecitos o metía la punta de su lengua en la uretra. Cuando estaba dentro de su boca su lengua rodeaba mi carne, su paladar me aprisionaba, sus mejillas se hundían con la fuerza de su succión; pero, lo que mas mataba, eran cuando se los sacaba de la boca, se golpeaba la lengua, me preguntaba si me gustaba, se lo volvía a meter haciendo que el glande empujara su mejilla desde adentro, para después darme una seguidilla de fuertes chupones y raspones con sus dientes en la punta. Lógicamente, no resistí por mucho tiempo. Retrasé la eyaculación todo lo que pude y estallé. La niña frunció el ceño y se aferró a mi glande, mientras yo, inútilmente, luchaba por zafarme de ella. Lancé chorro tras chorro de leche espesa y caliente, y la niña luchó por tragárselo todo pero, no pudo. Ví como el cuerpo de la niña se contraía evitando toser pero, fué más fuerte que ella. Se tuvo que retirar de mi boca ...