1. Al final el sexo anal era la solución


    Fecha: 01/06/2019, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... comencé a besarla enseguida. Cuando fui a bajar mi manos por su cuerpo para sacarle su pijama, me encontré con la sorpresa de que estaba completamente desnuda. Me detuve un momento y la miré a los ojos, ella sonrió y dijo "Sabía que esto iba a pasar". Yo me volví loco, lanzé lejos mis calzoncillos (que era la única prenda que llevaba) y montandome sobre ella la penetré de un solo envío, sin contemplaciones. Ella gritaba como loca a cada estocada mía. Yo temeroso que mi madre o mi hermana oyeran algo, le puse mi mano en su boca, pero ella me la mordió con gran fuerza. Cuando la retiré, se abrazo con fuerza a mi y comenzo a morderme mi cuello y mis hombros. Así, aguantando ahora mis propias ganar de gritar, por la excitación y el dolor, lancé grandes torrentes de semen al interior de mi primita. El resto del día pasó en forma normal, pero cuando quize hacerme el cariñoso me escabulló diciendome secamente al oido "Lo que pasó en la mañana, no puede volver a pasar". Yo quedé totalmente descolocado y no dije nada. Poco tiempo después, una mañana me despierta mi hermana y me dice que debe ir al médico, que mi hermano y mi vieja ya se habían ido al trabajo y que me quedaba sólo con mi prima. Apenas cerró la puerta corrí al cuarto donde estaba Andrea y la desperté: - Estamos sólos, le dije. - Creo que fui clara el otro día - me dijo tratando de ser seria, pero sonrió con malicia. - Parece que no tanto - le respondí acercandome sigilosamente. De pronto su rostro cambió drasticamente, ...
    ... como si fuera a golpearme. - Desgraciado!! - grito y me empujo con fuerza hacia la cama, cayendo de espaldas -¡¿Es ésto lo que quieres?! y me baja mis calzoncillos y empieza a mamar mi pene. Lo hizo corto rato, sólo hasta que mi herramienta se puso a tope. Luego se sentó a horcajadas sobre mi y se insertó mi pene de una sola sentada. Saltaba como poseida y ponía sus ojos blancos. Sus pechos rebotaban al ritmo de sus saltos y yo´comencé a apretar sus pezones. Su jadeo era ensordecedor "OH OH OH!!" . Ella estaba en otra dimensión, daba igual si era mía la tranca que se estaba montando, o la de cualquier otro. De pronto lanzó un solo OHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!! y tuvo un tremendo orgasmo. Yo no acabé. Se bajó presuroza de la cama y me gritó: - Idiota!! te dije que esto no podía volver a ocurrir... Yo no entendía nada y no sabía que decir. Más tarde me masturbé en el baño recordando aquel episodio. Por mucho tiempo no pude sacar sus jadeos de mi mente. El tiempo pasó y, como no encontrabamos trabajo nos inscrbimos juntos en una de estas empresas que venden puerta a puerta. Así recorríamos todo Santiago tratando de vender algún curso de Inglés. Pero las pocas ventas que hacíamos las gastamos en Moteles. Estabamos enviciados. Probabamos todas las poses, y practicabamos mucho sexo oral. Pero nunca perdió la costumbre de decirme que aquello no debía volver a ocurrir. Ya no lo decía furiosa, pero siempre mantuvo la frase. Era evidente que no era cierto, porque seguía sucediendo; pero no ...