Al final el sexo anal era la solución
Fecha: 01/06/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... por eso dejaba de descolocarme. Una tarde volvíamos del trabajo muy calientes, pero sin ningún peso en los bolsillos, así que no pudimos pasar a ningún motel. -Tengo unas ganas de penetrarte - le dije sin tapujos. - Sabes que eso no puede volver a pasar - me contestó riendo, y mi calentura aumentó más. La verdad es que casi hervíamos. Cuando nos acercabamos a la casa comenzamos a notar que no habían luces encendidas. Comenzamos a caminar más rapido y a medida que confirmabamos que no había movimiento en casa, apurabamos el tranco; entramos literalmente corriendo. Efectivamente no había nadie en casa, todo estaba oscuro. Ella corrió directamente a mi pieza, y yo hice un paso por el baño. Cuando llegué a mi pieza no lograba verla. - ¿Dónde estás? - Acá mi amor - y comenzó a besarme. De pronto me dio la espalda y apoyo sus nalgas contra mi. Noté que ya se había bajado sus pantalones y calzones. - Hagamoslo así- me dijo Me baje mis pantalones y mis calzoncillos. Mi pene estaba como roca. Trate de ensartarselo desde atras, pero no veía nada. Sentí una fuerte oposición al tratar de penetrarla, seguido de un espasmo de ella y un pequeño quejido. Comprendí que le estaba apuntando a su culo. Mi primera reacción fue retirarme y apuntar bien, pero cuando fui a hacerlo ella tomó mi mano y la dirigió a su chocho. No hizo falta más explicación. Comencé a frotarle su clitoris a la vez que la penetraba analmente. Estaba en el septimo cielo y sus jadeos se escuchaban ...
... por toda la casa. Mis envestidas la tiraron contra la cama; ahí apoyó sus manos y rodillas a la vez que me gritaba. - ¡CULEAME MI AMOR! ¡CULEAME! AHHHHH! Yo estaba como loco. Me asía de sus caderas y al penetraba como si fuera a sacar petroleo. Me retiraba dejando sólo la punta de la cabeza en su interior y luego empujaba con fuerza. sentía como si fuera a matarla. - Así mi amor ROMPEME EL CULO!!- Gritaba ella fuera de sí. Y yo realmente quería hacerlo. De pronto me retiré, la voltié, le retire sus ropas que estaban arremangadas en sus tobillos y me acerqué como si fuera a penetrarla vaginalmente, pero apoyé sus piernas en mis brazo, levantando sus caderas, de esa forma volví a penetrar su ano. Estó desató más su calentura, lloraba y me decía -Así mi amor, sí así Dale! Dale! Se apretaba a mi y me mordía. Noté que tuvo al menos dos orgasmos. Al fín sentí como si mi corazón fuera a detenerse y tuve un orgasmo como rara vez he vuelto a tener. Mi pene comenzó a lanzar litros de semen que llenaron sus entrañas. Luego de un rato de descanso se incorporó y se fue al baño a asearse. Yo comencé a prender luces y a abrir ventanas para que nadie notara nada. Finalmente me tiré de espaldas en la cama, descansando, mientras esperaba mi turno del baño. Cuando salió se dirigió hacia mi, me besó y dijo. - Esto no puede repetirse una vez más. La miré extrañado. Ella sonrió, me besó y agregó: - Debe repetirse unas cien veces más a lo menos. Y vaya que así fué. Rubén.