Despertando en un hangar del aeropuerto
Fecha: 12/06/2019,
Categorías:
Anal
Lesbianas
Sexo con Maduras
Autor: Anitaslut44, Fuente: xHamster
Despertando en un hangar del aeropuertoMe quedaron algunos vagos recuerdos de aquella tarde que pasé encerrada en un hangar de aviones, a merced de cuatro hombres…No podía recordar cómo había llegado a ese lugar. Tenía unas imágenes algo borrosas sobre haber subido a un taxi, para dirigirme al aeropuerto a recibir a Víctor, que regresaba de un viaje bastante largo. Me había vestido de manera conservadora, pero sabía que a mi esposo le agradaría.Estaba bastante caliente con esa ausencia tan prolongada de Víctor fuera de casa; así que ansiaba regresar con él lo más rápido posible para revolcarnos en la alfombra y coger de una manera intensa y brutal, como lo hacíamos en cada reencuentro…Pero todo eso no pudo ser. Me despertó el ruido de los motores de aviones y cuando pude enfocar mi mirada, supe que me encontraba en un hangar del aeropuerto. El problema era que estaba sentada en una silla de respaldo recto, mis manos atadas a la espalda y completamente desnuda.A un lado pude ver mis ropas tiradas en el suelo, incluyendo mi tanga de seda negra desgarrada en jirones. Solamente me habían dejado puestos mis zapatos de taco alto.Me dolía un poco la concha y además sentía una humedad inusual entre mis labios vaginales. Supe entonces que ya había sido abusada por alguienAl ver que me despabilaba, un hombre enorme se acercó a mí. Reconocí que era el taxista que me iba a traer hasta el aeropuerto. Ahora me miraba con expresión divertida y hasta casi cargada de lujuria.“Muchachos, por ...
... fin se despertó nuestra invitada de honor…!” Anunció, mirando a sus espaldas. Cuando se movió a un lado, alcancé a ver a otros dos hombres enormes y a una mujer también desnuda. Era una morocha de casi mi misma edad y muy sensual. Estaba de rodillas sobre una especie de silla de gimnasia, con sus muñecas atadas a los extremos de ese aparato. Un cuarto hombre, que estaba desnudo detrás de ella la tomaba por la cintura y se hundía dentro de su escultural y curvilíneo cuerpo; aunque no pude determinar si le estaba cogiendo la concha o estaba sodomizándola…El tipo mientras bombeaba, le pegaba en las nalgas unos buenos azotes a la morocha, que resonaban haciendo eco en ese gigantesco hangar vacío.No pude evitar sentirme algo excitada con la escena, mientras sentía que mi vagina comenzaba a humedecerse. Entonces caí en la cuenta de que, cuando se cansaran de la morocha, los cuatro tipos seguirían conmigo.De pronto, el hombre que se estaba cogiendo a esa mujer empezó a gemir; se salió rápidamente de ese grácil cuerpo femenino y acercó su tiesa verga a la boca de la chica. Le tironeó de los cabellos y le gritó:“A ver esa boquita de puta… te va a encantar el sabor de mi leche!”.Ella obedeció sin chistar y unos segundos después su garganta recibía una abundante descarga de semen.Después ya no pude ver lo que le pasaba a ella, ya que el taxista se sentó en una silla frente a mí y sonrió diabólicamente, mientras su mano se deslizaba entre mis muslos abiertos. Quise cerrar mis piernas, ...