La isla de los placeres mortales
Fecha: 20/06/2019,
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BDSM
Autor: reneamo, Fuente: CuentoRelatos
... que puedan parecerse tanto en sus diseños, como en sus colores o en apariencia cuando se reúnan dos o más de ustedes en lugares públicos, ahora no habrá problema si esta situación se produjese en la embarcación o bien en el emplazamiento donde se desarrollen los eventos a los que nos dirigimos. Cualquier otra cosa que necesiten, pueden solicitarlas a sus asistentes, o bien a algún otro miembro de la tripulación que se encuentre disponible. -Que hay de las comidas, preguntó Paula, interrumpiendo con poco tino al capitán. -Las comidas diarias durante cada jornada serán tres, (manifestó a modo de respuesta el capitán Theodoridis), nuestro cocinero Manuel y un auxiliar serán las personas encargadas de prepararlas; en la mañana, luego del mediodía y en la noche. Para estos efectos no habrán horarios fijos, siempre y cuando lo hagan en horas razonables, excepto por razones obvias para la tripulación, y como esta la hemos reducido para esta oportunidad, no tendremos servicio de habitación, por lo que les sugiero tomen sus respectivas colaciones en un comedor adjunto a la cocina, o si lo prefieren aquí en cubierta, aprovechando el buen clima que tenemos. Estará disponible además el servicio de cafetería o snack bar durante el día, para quienes deseen tomar alguna bebida, o algún bocadillo entre comidas, para tal efecto tendrán a su disposición diferentes comestibles envasados para que cada uno de ustedes dispongan, ¡Ah! exclamó, en algunos momentos más Manuel tendrá listo los ...
... refrigerios del medio día. Agradeciéndoles la atención a esta información, Theodoridis se retiró junto con sus hombres a sus labores habituales, Paula hiso lo mismo dirigiéndose a su camarote, mientras las otras dos mujeres que se conducían con actitudes apáticas y distantes, permanecieron en cubierta para disfrutar de la agradable brisa marina y broncearse el sol. Cap.2°: “El castigo” Poco después del mediodía Manuel el cocinero malagueño recibió a Paula desde el otro extremo del mesón de la cocina frente a unas acomodaciones informales para cuatro o cinco personas, espacios que usualmente usaban los anfitriones o los invitados, pero que en esta ocasión ocuparían estas especiales pasajeras. Como se trataba solamente de trasladar pasajeros y no un crucero de recreo, el mayor lujo culinario que se proponía, era una variedad de tres platos a escoger, los que Manuel el dicharachero y gentil español ofreció a la dama latina diciéndole: -Le tengo un platillo mediterráneo en base a pescado y verduras, o si le apetece tengo carne de ternera asada con una guarnición más oriental, o una sencilla comida envasada del tipo americano. La chica prefirió la primera sugerencia, luego le ofreció una variedad de bebidas, en contrapunto con la limitada variedad de platos, lo que les sirvió para bromear al respecto y distender la relación que comenzaba, Paula agradeció y rechazó el ofrecimiento, aceptando solo un vaso de agua helada, que ella misma se sirvió desde un dispensador. -A modo de disculpas ...