1. La isla de los placeres mortales


    Fecha: 20/06/2019, Categorías: Otras Categorías, BDSM Autor: reneamo, Fuente: CuentoRelatos

    ... te lo había contado, llegó a ser reconocida como una “gata”, ubicándose en el segundo puesto de la clasificación, otorgándosele así, el ansiado “Alias”, como se privilegia ser llamadas solo a las combatientes superiores, empezando a ser conocida después de ese encuentro como “Seba la pantera negra”. -Quieres decir que a las “gatas” o superiores se nos conoce solo por un alias, ¿No es así?, manifestó Paula nuevamente. -Así es, le confirmó Ebba, debes saber que por estos seudónimos o alias asociados solo al nombre de pila de cada una, es la única identidad por la cual exclusivamente se nos conoce, guardando así la intimidad y anonimato de cada una de nosotras, lo que coincidentemente este alias, es la capacidad predominante en cada una de nosotras, el cual se te concederá sin dudas la noche de tu debut, el que espero sea frente a Rouge, siempre y cuando la desafíes, la derrotes y por supuesto la inhabilites, para ser llamada luego “Executrix”. La Executrix, “Paula la furia latina”, te gusta, es así como podrían llamarte. Cuando hubieron subido las dos primeras pasajeras, Ebba se aproximó a la africana somalí, pero esta estaba alerta a sus movimientos, y apresuró el paso, para evitar problemas, la sueca entonces se acercó lo más que pudo, situándose detrás de ella y como sabía que la africana Seba estuvo por un tiempo refugiada en una colonia francesa del África, la insultó al oído en francés, lenguaje que la escandinava obviamente también hablaba, ante tales apremios la morena ...
    ... somalí se apresuró aun más, para eludir a la fastidiosa mujer, pero esta disimuladamente la tomó por el brazo, poniéndose por delante en el corto trayecto que quedaba para ingresar al interior del yate, cortándole el paso, justo en el umbral del arco de acceso y a la vista de los presentes le sonrió haciéndole una venia para que pasara, en el preciso instante la sueca ejecutó su falaz plan. Cuando la visual de los demás se perdía al sobrepasar el vano hacia el interior del navío, Ebba la escupió en la cara, la reacción natural de Seba fue llevarse la mano al rostro, en el preciso instante en que la ladina sueca la cogía por la muñeca fingiendo un forcejeo, pero que luego de un par de segundos, tiempo durante el cual se hubieron percatado del ajetreo los tripulantes y las mujeres presentes, se hiso víctima de una simulada agresión por parte de Seba la africana, y voceando exclamó: -¡Qué te pasa, ¡No…no, suéltame!… por… favor, ¡Ay…ay! me haces daño Seba. Para terminar el acto, retrocedió aparatosamente, cubriéndose el rostro, mientras se arrojaba al suelo, frente a la mayoría de los presentes. Todo sucedió como lo había planeado la manipuladora rubia, haciendo de quienes presenciaron la fingida agresión, sus incondicionales simpatizantes, y por añadidura los más firmes opositores de la burlada morena. Theodoridis le preguntó a Ebba cómo se sentía. -Solo unos rasguños, no más, respondió la astuta mujer, como no dando importancia a la circunstancia, evidenciando de esta manera el ...
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