La isla de los placeres mortales
Fecha: 20/06/2019,
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BDSM
Autor: reneamo, Fuente: CuentoRelatos
... propósito de Osman y de nuestra organización era cumplir con el tipo de prestaciones que nos solicitaban, y cuando estas muchachas no se comportaban a la altura de las demandas que se le hacían, yo en persona me encargaba de corregirlas frente a los molestos clientes, demostrándoles de esta manera que nos preocupábamos de entregarles un buen servicio. -Ya veo, entonces, por lo que me cuentas, eras una especie de madame y guardiana, creo entender sin darle muchas vueltas, entonces tú eras la perra que cautelaba los intereses del turco Osman, le expuso directamente Paula. -En ese tiempo fue cuando algunos de ellos prefirieron mi intervención disciplinaria como estricta “escort”, en vez del servicio que les daban las mujeres. Aquellas que toleraban mejor el castigo que les administraba, comencé a usarlas como “partenaires” y esclavas sexuales en sesiones especiales de sexo duro, el castigo que les infligía era por supuesto placenteramente compartido por mis clientes, para que después de esta ilustrada demostración y estando muy animados, me solicitaban los complaciera para consumar sus apetitos sexuales. Ebba disciplinando a las chicas de Osman -Bueno, ahora que conozco bien tu historia, “dijo Paula”, entonces buscaste después algo más extremo en estos eventos, dime como fue eso mi niñita. Ebba no contestó a su pregunta y continuó monopolizando el tema, diciendo: -Mira, hacer sufrir y ocasionar dolor para mí ha estado asociado al placer desde hace tiempo, es más, te diré que ...
... lo entendí así desde mis primeras relaciones, las cuales empecé a disfrutar a muy temprana edad. -Cuéntame entonces, quiero saber más de ti mi niñita la azuzo Paula con sus palabras. -Tenía unos catorce años cuando tuve sexo con el novio de mi hermana mayor Hanna, Verner se llamaba, era un aventajado amante, quien me inició en estas relaciones, estuve muy enamorada de él, tanto que hacía lo que él me pidiera. -Ya veo esto le sucede a casi todas las jovencitas acotó Paula, mientras Ebba proseguía. -En las noches, por expresa petición de él nos juntábamos a los pies de un viejo roble ubicado bajo la ventana del dormitorio de Hanna, quien desde allí nos observaba sufriendo el martirio de la infidelidad de Verner teniendo sexo con su pequeña hermanita. -Querrás decir con la pequeña zorrita, le interrumpió nuevamente la morena. -Los encuentros si bien eran furtivos las primeras veces, a medida que se empezaron hacer rutinarios, me fui comportando cada vez mas desvergonzada; mis suspiros y gemidos durante el acto los hacía sin ninguna moderación, cada vez más descarada y bulliciosa por petición de Verner y luego por decisión mía. -Y en cada ocasión tú hermana los miraba desde su ventana, entonces eras desde ya una pequeña perrita, dijo con cierta seguridad Paula, como queriendo que Ebba le confirmara lo que le estaba narrando, a lo que nuevamente la rubia le negó la respuesta, prosiguiendo: -Ansiaba que llegaran estos momentos, cada vez que observaba la cara de dolor y congoja de ...